En un mundo cada vez más globalizado, la equidad y la inclusión no son solo palabras de moda, sino necesidades urgentes. Si deseamos avanzar hacia una sociedad más justa, debemos promover el talento desde la infancia y la juventud, asegurando que todos los sectores de la sociedad tengan las mismas oportunidades de acceso y crecimiento. En este sentido, la Universidad Católica (UC), a través de su programa Preingeniería, se ha convertido en un modelo a seguir para abordar la inclusión y fomentar el interés por las carreras STEM en una de las etapas más cruciales de la formación de estudiantes.
En los casi tres años de funcionamiento de este programa, más de 2.600 escolares han sido impactados positivamente. De ellos, más de 500 jóvenes mujeres han participado de programas exclusivos para ellas. En los programas mixtos, las mujeres representan el 55% de la participación, un porcentaje que supera con creces el 31% que conforma la población femenina en la Escuela de Ingeniería UC. Esta alta tasa de participación femenina es prueba de que, cuando se generan las condiciones adecuadas, el talento de las mujeres en las áreas STEM emerge con fuerza.
Preingeniería UC es una de las iniciativas que se integra a otros programas de nuestro sistema de formación profesional, como Talento e Inclusión y NACE, que han ayudado a derribar barreras que históricamente han impedido el acceso a la educación superior a muchos grupos de la sociedad. Estos programas no solo han trabajado para inspirar a las nuevas generaciones, sino que también han contribuido a promover vías de acceso a la educación superior más inclusivas. Una de estas propuestas, fue el impulso de lo que hoy conocemos como las Vías de Admisión de Equidad UC, un conjunto de alternativas que brindan una oportunidad real de acceder a la educación superior a estudiantes de sectores vulnerables.
Gracias a estas vías de admisión, cientos de estudiantes que de otro modo habrían quedado fuera del sistema universitario han podido ingresar a la universidad, y con ello, obtener una educación de calidad que les permite competir en igualdad de condiciones con sus pares. Estos programas no solo nivelan las oportunidades, sino que enriquecen la diversidad dentro del sistema de educación superior, un aspecto que fortalece tanto el ambiente académico como el desarrollo de los futuros profesionales del país.
Además de los beneficios evidentes en términos de acceso a la educación, estos programas también han demostrado su efectividad en la superación de las barreras que muchos estudiantes enfrentan debido a su formación escolar previa. Muchos de los beneficiarios han provenido de colegios ubicados en zonas apartadas de Chile, donde los recursos son limitados y las oportunidades de educación son escasas.
Los resultados han sido sorprendentes. Muchos de estos y estas jóvenes, que antes no veían posible ingresar a la universidad, hoy se destacan en diversas áreas, demostrando que el talento no está condicionado a la ubicación geográfica ni al puntaje en una prueba de admisión. Estas historias de éxito son el reflejo de una apuesta por la inclusión y por el reconocimiento de que el talento está presente en todos los rincones del país, solo hay que saber buscarlo y brindarle las herramientas necesarias para desarrollarse.
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