Junto con los resultados de la evaluación SIMCE de 4° y 6° básico, y de II de Educación Media, se dio a conocer el primer estudio sobre formación ciudadana (8°básicos) en el sistema escolar.
Estos se enmarcan en dos áreas relevantes para el proceso de formación integral, a saber: conocimientos de las asignaturas y desarrollo personal. En esta última, se inserta formación ciudadana, junto con autoestima académica y clima de convivencia escolar.
Los resultados dan luces relevantes de considerar para la formación ciudadana cuando se cruza la necesidad de garantizar una cultura ética y democrática en la escuela (Objetivo G de la Ley 20.911) y las culturas escolares.
En este sentido, es relevante destacar los hallazgos que se presentan tales como que, al existir una buena convivencia escolar, es producto del “ambiente de respeto y respeto por la diversidad”, “normas conocidas y valoradas por todos” y “seguridad, apoyo y respecto por los estudiantes”, existiendo la dificultad que en los estratos socioeconómicos más bajos se sienten menos seguros que los altos.
Otros indicadores relevantes de formación ciudadana, hacen mención a que los estudiantes y apoderados poseen una buena apreciación de participar en la escuela, y que existen instancias de participación democrática al interior y fuera de la sala de clases, además de existir una valoración del establecimiento educacional y percibir que estos actores son valorados por la propia comunidad.
Se plantea además que, en los estratos socioeconómicos bajos, tienen un nivel más alto de participación y sentido de pertenencia, que los altos. El dato trasversal, es que la participación en niveles más altos disminuye, mientras que en básica participan más de las clases.
Estas pistas que se desprenden del estudio, de las propias culturas escolares, si bien arrojan algunas luces de lo que habría que mejorar, no es posible atribuir a la promulgación de una Ley 20.911 (2016) que tuviera impacto desde el mandato de implementar Planes de Formación Ciudadana. Lo que se reconoce en términos de percepción de los actores escolares, no es como plantea Juan Bravo, director ejecutivo subrogante de la Agencia de Calidad, un aporte que haya provenido de los procesos de gestión educativa.
A pesar de indicar que habría correlación entre procesos de gestión y puntajes en los ámbitos evaluados, la promulgación de la ley en 2016 y la evaluación sobre formación ciudadana en 2017, los resultados muestran que las experiencias de los estudiantes y apoderados en cada una de las culturas escolares, que están mediadas por los estímulos externos que provienen ciertamente del contexto cultural, económico y político: pueden valorar la participación o la actitud de participar en los procesos formales de votación por parte de los estudiantes, pero no se explica a qué tipo de participación se refiere.
Por ejemplo, hoy existen distintas formas de participar en política, que difiere de la participación en las formas clásicas de democracia representativa, y que se han generado producto del malestar social respecto a las mismas formas de hacer política, los intereses y sus argumentaciones tecnocráticas, y la apatía de los políticos frente a los representados.
Por otra parte, se indica en el estudio que en la trayectoria escolar de los estudiantes se van perdiendo instancias de participación en tanto se va accediendo a niveles más altos, y lo explica Juan Bravo, debido a que, en estos niveles, habría mayores exigencias de contenidos disciplinarios que interfieren en los espacios de participación.
Si bien, efectivamente, puede ser una causa relevante, a medida que los estudiantes crecen, pueden percibir de mejor manera, el impacto que tienen las condiciones sociales respecto a su entorno, lo cual puede diferir del mundo recreado en la escuela.
Pareciera ser que es necesario preguntarse ¿cómo recrear una experiencia de democracia en la escuela que no haga oídos sordos de los problemas que trae ser ciudadano en un mundo adulto?
Si bien, es un valioso esfuerzo por parte del MINEDUC evaluar la formación ciudadana, este mundo recreado de experiencia ciudadana, tendría que ser tensionada cada vez más con nuestra realidad. Desde aquí, obviamente, el diálogo está abierto.
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