Que estudiantes de enseñanza media hayan impedido realizar en forma normal la Prueba de Selección Universitaria (PSU) en Chile nos muestra el deterioro grave, cultural, moral, político, educacional, cívico, intelectual y espiritual que estamos viviendo. La PSU corresponde al paso de la Enseñanza Media a la Enseñanza Superior. Erróneamente se exige como que si todos los nacidos en Chile ingresaran sólo a la universidad; el error consiste en que la PSU se usa para evaluar instancias muy distintas: la suficiencia en la Enseñanza Media y la aptitud o vocación universitaria.
El Estado de Chile encargó a su cuerpo educacional estatal de máximo nivel académico, la Universidad de Chile, para que confeccionara y tomara esta prueba. Inicialmente la suficiencia en Humanidades se adquiría dando el Bachillerato, prueba de desarrollo, que otorgaba grado académico; la aptitud universitaria se evaluaba por una prueba tomada por cada centro educacional.
Esto sucedió desde 1850 a 1966. En 1967 se sustituye por la Prueba de Aptitud Académica (PAA) y en 2003 es reemplazada por la Prueba de Selección Universitaria (PSU), ambas con formato de múltiple elección con puntaje dado por las respuestas correctas, incorrectas y no contestadas, siempre bajo la tuición académica estatal de la Universidad de Chile por su Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) y posteriormente se asoció el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch).
Entendamos el problema de aptitud y contenido que se discute. Una pregunta puede exigir principalmente conocimiento y eso implica entendimiento y memoria. Otras orientadas a aptitudes mentales como síntesis, análisis, evaluación, integración exigen otras habilidades cognitivas. La PAA y la PSU evalúan ambos aspectos en diferentes proporciones.
La PAA exigía los conocimientos nucleares que casi todo programa de los colegios “pasaba” a sus estudiantes y evaluaba más aptitudes cognitivas e intelectuales. Aunque el valor predictivo de rendimiento no fue en principio malo, se deterioró al aparecer un negocio de la preparación para PAA y porque los estudiantes que no tenían los conocimientos aunque tuvieran aptitudes fracasaban más en sus estudios universitarios por necesitar más tiempo y dedicación. Se reemplazó por la PSU que da más importancia a los conocimientos que a las aptitudes.
Existe un error garrafal al atribuir a una prueba nacional la causa o la génesis del resultado diferente entre liceos públicos, subvencionados y privados o entre estudiantes de diferentes estratos socioeconómicos. Nada tiene que ver la PSU con la discriminación por estrato social.
Esta ocurría con la PAA y con el Bachillerato.
Andrés Bello creía que la educación superior era para la clase rica, la media era para la clase media y la primaria para la clase baja u obrera.
Sarmiento y Valentín Letelier lucharon contra esa concepción por una educación para todos. La prueba es un conjunto de preguntas de múltiple elección que “ignora” de donde viene el estudiante que la da.
No es la prueba y ni siquiera su resultado sino el análisis estadístico del resultado que muestra esa diferencia. El resultado de la prueba no depende de ella sino que de la preparación que el estudiante trae, de sus conocimientos y de sus aptitudes. El termómetro no sabe indicar fiebre al que tiene tifoidea, o a una olla calentándose y no al que tiene hipo. El termómetro mide la temperatura, la fiebre es una interpretación clínica. El mensajero no tenía la culpa de traer noticias malas, y sin embargo lo mataban en algunas culturas. Hay incluso ministros y personas trabajando en educación que no trepidan en matar al mensajero.
Una organización de estudiantes secundarios creyendo erróneamente que la PSU es la causa de la preparación heterogénea de los estudiantes y por ende de su rendimiento discriminante y que es responsabilidad del Gobierno y por lo tanto creyendo atacar al Gobierno llamó a obstruir la realización de la PSU.
El Presidente, la ministra de Educación y el ministro del Interior nada dijeron. Este llamado es gravísimo, es un grupo del Estado que se separa del Estado y llama a destruir una institución del Estado y a la destrucción del Estado mismo colaborando con la intención del Gobierno de destruir a la Universidad de Chile, quitarle la PSU y entregarla al ministerio de Educación, el cual puede licitarla al privado. Es decir sacar la PSU del Estado de Chile, ideologizarla pasándola al Ministerio que es el poder ejecutivo, instrumento mono-ideológico del Estado, o bien mercantilizarla con la ideología del culto a Mamón. Imagínese un órgano educacional plural del Estado de Chile en manos ideológicas o comerciales de este Presidente, de esta ministra de Educación y de este ministro del Interior apoyados por organizaciones secundarias.
El Gobierno es el responsable del orden interno de Chile, no cuidó los locales de la PSU, ellos causaron por negligencia su fracaso parcial; el Cruch pidió que no hubiera policías dentro de los locales, pero fuera de ellos la responsabilidad es del Gobierno que ha sido negligente culpable.
Gobernar es educar, estas mismas autoridades debieron decirles a los estudiantes que ponerse fuera del Estado para atacarlo es sedición, pero no lo hicieron, son doblemente negligentes (Artículo 19 de la Constitución) y por lo tanto son cómplices morales.
Los estudiantes espero que hayan actuado por ignorancia, ya que no distinguen en su discurso Gobierno de Estado, e ignoran que la PSU nada tiene que ver con la injusticia social inveterada, si lo hacen con convicción ideológica es gravísimo.
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