Por fin, luego de 1 año durmiendo en el Congreso, se aprobó la creación del nuevo Servicio Nacional de Reinserción Social Juvenil. ¡Qué descuido! Los que debieron velar con celeridad por el bien superior de los niños y adolescentes -con inminentes riesgos, día a día, de abusos, maltratos y muertes- una vez más postergaron lo importante.
Dice un adagio africano que "para educar a un niño se necesita a todo un pueblo" y, por lo mismo, la pregunta que nos hacemos quienes llevamos años vinculados con jóvenes infractores es ¿A quién se convocó para la provisión correcta y adecuada de los protocolos y tips? ¿Cómo aplicarlos, dónde y quiénes serán los ejecutores de los mismos?.
El escandaloso descalabro en estas materias es de conocimiento de todos. Creo que si el proyecto no ha sido elaborado por expertos sus resultados serán más de lo mismo, porque los que se "crean" o "creen" serlo para tal efecto, no lo son. Los verdaderos entendidos son quienes fueron víctimas del sistema y sufrieron sus horrores y malos tratos, sobrevivientes y resilientes por la misericordia de Dios, y que hoy se encuentran en distintos sectores de la comunidad insertos exitosamente.
A pesar de la depredación espiritual, moral y humana a la que fueron sometidos, su voluntad está intacta para servir a la comunidad.
También tenemos a quienes han trabajado por años en "trato directo", demostrando índices de calidad y cualidades de maestros señeros, generosos y sacrificados en favor de la causa. Están, además, quienes han dedicado decenios de sus vidas para servir y apoyar la esperanza, la formación de hábitos del alma y del corazón.
Aún falta la aprobación del proyecto por la Cámara Alta. Ojalá consideren esta posibilidad.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado