Ahora le toca a Argentina

Argentina está enfrentada. Todos hablan de “la grieta”. De nuevo en polos opuestos están Cristina y Macri. Eso sí, Cristina lleva una leve ventaja en las encuestas sobre el Presidente. Un presidente que es menos querido que su gobierno. Y claramente por debajo de su socia, la Gobernadora Vidal de la Provincia de Buenos Aires, el bastión de votos más importante de ese país. 

El futuro de Argentina pasa por Cristina. A pesar del daño de su imagen, no se puede construir nada sólido sin ella, dicen sus partidarios.

Es el referente opositor más relevante y lo decisivo es que los votos, un poco más del 30%, son de ella. Por eso “el cristinismo” está vivo, y es el sector de la política argentina que tiene más votos duros. 

El peronismo disidente o federal está haciendo un esfuerzo unitario sin Cristina. El más relevante es el senador Pichetto, jefe de la Bancada de Senadores Justicialistas, la más numerosa de la cámara alta.

También forma parte de este sector el Gobernador Iurbey de la provincia de Salta, y el Gobernador Schiaretti de Córdoba por el norte peronista, además del líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

El Ministro de Economía que sacó a Argentina del “Corralito”, Roberto Lavagna, se ha mencionado como candidato presidencial, pero bien podría ser cualquiera de ellos.

Es Alternativa Federal que se proyecta como el peronismo racional, no cristinista, y que ha conformado un bloque a partir de una actitud dialogante con Macri. Están apostando a convertirse en un tercio electoral y político. 

El peronismo es claramente una mayoría fracturada y móvil. Por lo pronto los Moyano, una poderosa familia vinculada a los camioneros y el Congreso,  volvieron con Cristina, mermando las fuerzas del Frente Renovador. Ella está representando el peronismo histórico y visceral. Entienden que el gobierno de Macri es la misma restauración liberal de “los gorilas” que voltearon a Perón el año 1956. 

Según explica la narrativa nacional y popular argentina, se persigue a los peronistas por distintas y variadas razones. En las últimas décadas ha sido (o fue así siempre) porque les gusta “la guita”. Los acusan de quedarse con el vuelto. Sucedió también con Menem. Es parte de la cultura política argentina porque el pueblo cree que todos roban. 

Según los enemigos de Cristina - que no son pocos -, ella debiera estar en la cárcel. El Juez Federal Claudio Bonadío, controvertido por ser el juez con más denuncias en su contra, la enfrenta en una serie de causas, que incluyen crímenes de lesa humanidad, junto con el aumento inexplicable de su patrimonio a través de la obra pública, y el memorándum con Irán vinculado al crimen del malogrado Fiscal Nisman.

Aunque el Juez ha pedido una y otra vez su desafuero, no ha logrado nada, debido a que la iniciativa requiere dos tercios del Senado, algo casi imposible de lograr. 

El eje rector de la política argentina es el peronismo y el anti-peronismo. Y el anti-peronismo también se manifiesta visceral y, a veces, más violento que el propio peronismo.

Tiene también una fea estela vinculada a manifestaciones racistas, ensañamiento con los pobres, los débiles o los marginados. Lo demuestran con el maltrato a Cristina, por eso sus partidarios y los beneficiarios de sus políticas sociales la han convertido en una especie de Eva Perón de una nueva época. 

Al Presidente Macri le llueven las críticas. Se le acusa de derogar - en los hechos - la Ley de Medios recién aprobada, para salvar al conglomerado de Clarín y beneficiarlo con una cadena de medios como diarios, TV, teléfonos, radio, revistas, cable. Un escándalo. También se permitió -durante las vacaciones del Congreso- nominar dos jueces de la Corte Suprema de un total de cinco, y tuvo que negociar posteriormente en el Senado para salvar las formas: el senador Pichetto fue clave para ratificar lo obrado por Macri. Allá es como en Chile, los supremos se designan con acuerdo del Senado. Todo el episodio constituyó un bochorno institucional. 

El presidente argentino no ha tenido una buena gestión económica. Ha quitado buena parte de los subsidios implementados por Cristina, se ha encarecido todo, y los sueldos no han crecido a la par. 

Para retener los dólares se inició una política de bonos que llegó a rentar cerca del 66% anual. Al parecer se dieron cuenta tarde que si te pagan esos intereses para qué necesitas invertir.  Según señala El País de España, la salida de capitales golpea la economía: el peso se ha devaluado en más del 50%; la inflación no para de subir; y el PIB cae en el balance del 2018.

Aún cuando la población realizó un tremendo sacrificio, las cuentas no le dieron azul. Macri tuvo que recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), quien ha impuesto las reglas. Un desastre. Se acuerdan que con Cristina vivían mejor.

El partido del Presidente, el PRO, tiene pocas bases. Sus críticos se burlan diciendo que lo único que le queda es la barra brava de Boca Juniors.

La articulación territorial de la coalición que lo apoya la proveen los radicales, un partido de centro izquierda afiliado a la Internacional Socialista, que constituye el grupo mayoritario de senadores de gobierno. El oficialismo puede estar en un tercio y le falta un 20% de lo necesario para conseguir la reelección. Macri tiene pocas posibilidades de ganar en primera vuelta. Hoy día sus esperanzas parecen estar cifradas en la segunda vuelta con el apoyo del anti peronismo. 

Este año hay elecciones generales en octubre. Se renueva Presidente, senadores y diputados. A lo largo del 2019 se van renovando los gobernadores de las provincias, lo que resulta ser una verdadera carrera de esfuerzos para llegar al mes de octubre. El oficialismo discute si sus pocas alternativas las usa al inicio o al término del proceso electoral. El Plan B si el presidente sigue bajando es Maria Eugenia Vidal, la carismática politóloga y Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. 

También Cristina tiene Plan B: ha mencionado a Agustín Rossi como uno de los más capacitados para sucederla, su ex Ministro de Defensa (2013-2015), actualmente Jefe de los diputados del Frente para la Victoria – PJ (Partido Justicialista). 

El año viene duro para Argentina.

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