La elección de Bolsonaro en Brasil me mueve a reflexionar sobre qué fue lo que pasó con el discurso de los derechos humanos, que hace que millones de personas elijan como su Presidente a un hombre que públicamente ha expresado su valoración de la tortura, su repudio a las minorías sexuales, su desprecio por los afro descendientes, su misoginia, su idea de resolver los conflictos sociales a través de formas antidemocráticas.
No me convence el discurso de que la corrupción y los errores del PT, son la causa basal del triunfo de la extrema derecha, ya que no es exactamente la derecha política y económica quien puede auto atribuirse las virtudes de la verdad, la corrección y el orden. No hay que retroceder mucho en la historia de Brasil para encontrar que son ellos los paladines del crimen, la corrupción, la violación de los derechos de los más pobres y vulnerables y de la depredación del medio ambiente.
Se habrán olvidado los votantes de Bolsonaro, que los escuadrones de la muerte no fueron solución de la delincuencia, sino que hicieron que ésta se agudizara; que la matanza que comete el Estado en la cárcel de Carandirú no espantó a los delincuentes, los llamó a organizarse.
¿Qué pasó con las ideas sobre la dignidad intrínseca de cada persona, expresadas en valores, códigos morales y normas que teóricamente buscaban o debían buscar orientar el comportamiento de los seres humanos, hacia la fraternidad, la solidaridad y la justicia, para alcanzar las aspiraciones de paz y desarrollo para todas/os?
La Historia está llena de injusticia, desigualdad, pobreza, violencia y dominación, en las sociedades se han impuestos modelos culturales y económicos que no ponen su centro en las personas, sino que en las cosas. Las sociedades contemporáneas han vivido años de profunda violencia, lo que ha significado la muerte de millones de personas, la destrucción de muchos países, y el desarrollo de tecnologías que buscaron hacer más eficiente el dolor.
La esclavitud, las guerras religiosas y la conquista de otros pueblos, fueron trágicos episodios en que no se respetó la dignidad de las personas.
La persistencia de estos hechos, significa que existe una crisis cultural que hace urgente volver a reflexionar respecto de sus causas y de cómo transformamos esta realidad y, por otra, una derrota cultural, ya que no son los modelos de paz y armonía social los que se imponen, si no que los modelos que ponen su centro en la discriminación, el uso abusivo de la fuerza del Estado, la criminalización y marginación de los pobres y las minorías.
¿Qué pasa entonces con los derechos humanos, cuando en un proceso democrático, son millones los que eligen como su presidente a Bolsonaro sabiendo que su proyecto y su discurso anuncia la violación de éstos y de la democracia?
Pasa que no hemos sido capaces de actuar.
Hacer efectiva conciencia que la base de la libertad y la paz está en “…el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana".
Asumir el compromiso de promover y asegurar el respeto de estos derechos en nuestras familias y comunidades y que ello no sólo sea un discurso sino una práctica cotidiana de nuestras vidas.
Entender que los Derechos Humanos no son un asunto únicamente institucional, y si bien las personas comunes y corrientes somos sus destinatarios o beneficiarios, se trata que todas las personas hagamos de ellos un ideal común, transformándonos en sujetos de derecho, que actúan constantemente por su realización.
Si multitudinariamente las personas eligen en un proceso democrático a un fascista, es que hemos sido derrotados no solo en las urnas, sino que fundamentalmente en el modelo cultural que lo hace posible. Ya que no hay democracia, ni respeto por los derechos fundamentales, por más votos que se obtengan, en los modelos fascistas como el que representa Bolsonaro.
Esto nos exige, asumir como una derrota de los derechos humanos su elección y revisar nuestros comportamientos, nuestras ideas, nuestras leyes, para lograr la construcción de una Latinoamérica que efectivamente permita el pleno desarrollo de todos/as.
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