Donald Trump triunfó en las elecciones presidenciales del 2016 combatiendo contra todo el establishment de Estados Unidos tanto de su partido, el republicano, como del demócrata. Para ello buscó el apoyo de los blancos y fue especialmente duro contra los hispanos.
En este artículo trataremos de explicar algunos factores que permitieron el éxito de Trump.
El temor a la españolización de Estados Unidos. El Imperio español fue mucho más poblado, culto y sólido que el Imperio Británico en las tierras americanas. Mientras existían grandes ciudades como México, Puebla o Lima los angloamericanos apenas tenían pequeñas poblaciones y su debilidad los hacía depender, en gran medida, de la tolerancia de los indios. Estamos hablando del siglo XVII.
Sin embargo, la decadencia de España y el gran proceso modernizador llevado a cabo en Inglaterra, acompañado de una mejor administración americana implicó que en el siglo XVIII comenzara el cambio de poder entre hispanos y anglos que se magnificó en el siglo XIX con la desintegración de Hispano América y la enorme expansión de EEUU.
En la época colonial surgió el temor de Inglaterra que España, su gran rival europeo, pudiera expandir su dominio o trasladar su cultura a los angloamericanos. De ahí nace una política de considerar lo hispano como algo peligroso para la seguridad de su Imperio y este temor se trasladó, posteriormente a EEUU.
Todo país nace con mitos, prejuicios y leyendas que fundamentan su cultura. Estados Unidos aspiraba a crear, en América, un Estado europeo, ojalá de orígenes de habla inglesa y un rechazo a las poblaciones de Asia y América española. Es así que terminada la guerra con México, en la década de 1840 se trazó la nueva frontera, que incorporó California, Texas, Nuevo México y Arizona a los EEUU, teniendo especial cuidado de dejar afuera a las zonas pobladas por mexicanos.
Y, por otra parte, se tomaron medidas discriminatorias con las poblaciones asiáticas, en especial de China y Japón para impedirles emigrar a EEUU y lograr su participación en las políticas de la democracia.
Este panorama cambia en el siglo XX. La Revolución mexicana (1910-1930) implicó que un número considerable de habitantes de ese país llegaran a Estados Unidos arrancando de la violencia y ello fue permitido. Comenzó un sostenido proceso de emigración azteca a Texas y California asumiendo labores primero en la agricultura y posteriormente en ciudades como Los Angeles o San Antonio.
La crisis económica de los años 1930 llevó a un importante cambio económico en EEUU. Los estados del Oeste como California y Texas prosperaron mientras los del Este como Nueva York perdían peso.
El fin de la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría llevaron a un nuevo diseño estratégico. Había que afirmar la alianza con los países latinos, Corea del Sur y Japón. Ello implicó el fin de las políticas de discriminación y, por el contrario se establecieron facilidades para el intercambio comercial y de las inversiones empresariales. El ímpetu de esta nueva realidad fue de tal nivel que en la década de 1980 el intercambio comercial de EEUU con Asia y América Latina fuera superior al que mantenía con Europa. El Oeste y el Sur de EEUU se convirtieron en los nuevos polos de desarrollo mientras el Este mantenía un ritmo más calmado.
Todo ello implicó un aumento de la emigración asiática y latinoamericana y un aumento inferior de la etnia de origen europeo y observó como las empresas de EEUU se trasladaban al exterior, especialmente al Asia y México e implicó, para ellos, pérdida de sus puestos de trabajo.
La mayor capacidad de esfuerzo y educación de los asiáticos americanos favoreció que obtuvieran los más altos puntajes en colegios y universidades y se estableció un sistema de cupos para negros y latinos. La consecuencia fue una disminución del porcentaje de alumnos blancos en las universidades y con ello una participación menor en los sistemas de poder económico, cultural y político.
Hay que acotar que la temida españolización de Estados Unidos se produjo. Hoy un porcentaje importante de la población habla castellano y el inglés, en muchas regiones, retrocede.
Es este panorama que Trump ofrece cambiar y volver a los años dorados en los cuales los blancos dominaban sin contrapeso. Hay que recordar, eso sí, que asiáticos, latinos y afroamericanos han establecido un sofisticado sistema de presencia política en los organismos de poder de EEUU y su apoyo es indispensable para la gobernabilidad del país. Iniciar una confrontación con ellos es muy peligroso para la estabilidad nacional.
La revisión de NAFTA. Estamos hablando de la posible reforma de los Tratados de Libre Comercio con Canadá y México.La razón fundamental para suscribir esos acuerdos radicó en el interés de EEUU a contar de la década de 1970 por el petróleo de Canadá y México y así liberarse de la dependencia del inestable Medio Oriente o de Venezuela.
Sin embargo, en nuestros días EEUU posee grandes cantidades de petróleo y se ha convertido en uno de los principales exportadores mundiales del producto. Entonces la razón inicial para el NAFTA desaparece.
Por otra parte se ha establecido una enorme relación económica entre los tres países y ello ha favorecido una estrecha alianza diplomática y militar y a ello se agrega que California y Texas están, de hecho, integrados económicamente con México. Queda, sin embargo, el intento de lograr que la inversión que hoy va a México vuelva a EEUU. El tema es particularmente complejo y con enormes dificultades legales para lograr la reforma del sistema que se construyó gracias a NAFTA
Las dudas frente al multilateralismo económico. Hay que recordar que el desarrollo del poder económico de EEUU se hizo con un sistema proteccionista y con escasa participación en el comercio mundial. EEUU creció en base a su mercado interno y a su capacidad para aprovechar el talento de propios y extraños. Su modelo fue radicalmente distinto a la estrategia de globalización seguida por el Reino Unido. Precisemos que el Imperio Británico tenía su centro en un par de islas pequeñas. No existían posibilidades de crecer usando sólo el mercado interno.
EEUU llevó a cabo un proceso de globalización de su economía como consecuencia de la Guerra Fría. La disputa con la Unión Soviética implicó que se convirtiera en el financista del mundo libre, de hecho hasta nuestros días. Es así que estableció un Plan Marshall para los países de Europa Occidental, que fuera el principal proveedor de fondos de las Naciones Unidas, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Por otra parte aprobó enormes programas de ayuda militara sus aliados y favoreció la apertura de su mercado para muchos países , incluso los comunistas China y Vietnam.
El problema es que la Guerra Fría terminó y ya no se justifica el papel de Estados Unidos como proveedor mundial de recursos en materias de seguridad, política y economía.
A ello se agrega la existencia de una cuantiosa deuda pública, de su población y empresas.
Por ello es que surge, ahora, el debate sobre la limitación de la participación de EEUU en el proceso de globalización. Hay que ajustar las cuentas.
De nuevo nos encontramos con situaciones de gran complejidad y con enormes repercusiones en la convivencia mundial.
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