El acrónimo VUCA, por las iniciales en inglés de vulnerabilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, pueden describir claramente los temas vigentes en la comunidad internacional. Además, el Índice Global de Paz 2025 indica que hay 59 guerras activas, involucrando a 92 países (sin considerar el conflicto Israel-Irán-Estados Unidos), siendo el mayor número de enfrentamientos desde 1945. Por otro lado, Europa ha dejado de ser el centro de gravedad mundo, reemplazado por el Asia-Pacífico para el año 2050. Lo que debe ser considerado por los grandes actores, pero principalmente potencias secundarias como nuestro país.
Por ello, es razonable describir el escenario internacional en estado de desorden incremental al partir del fin de la Guerra Fría. Más allá de los atentados de las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, de la crisis financiera-económica de 2008 (Subprime) y de la pandemia del Covid-19 (2020-2023), que ocasionaron una profunda transformación en donde las antiguas reglas de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial ya no rigen para potencias en nuevo orden como Rusia y China.
En consecuencia, la Asamblea General de Naciones Unidas ni su Consejo Permanente de Seguridad son tomados con la relevancia de décadas anteriores, ya que los valores y principios de los 53 países fundadores no son los mismos de los 193 países que hoy la constituyen. Un claro ejemplo es la negativa rusa para aceptar un equilibrio de poder que reduzca la esfera de influencia que tuvo en la época soviética. Potenciada por recientes declaraciones de políticos y asesores estadounidenses que la reducen a una gran gasolinera e increíblemente insignificante en la economía global. También la República Popular China, como un actor relevante y global en lo económico y en lo militar, ha provocado recelo en parte de occidente y en especial, en su entorno vecinal (Sudeste Asiático).
Estas posiciones han generado que la OTAN considere a la Federación de Rusia como una amenaza, derivado de su "operación militar especial" en contra de Ucrania, y a la R.P. China como un desafío sistémico para los intereses, la seguridad y los valores de dicha Alianza Atlántica(1). A pesar de no tener agenda directamente afectada con las acciones de ambas potencias.
Por otra parte, existe consenso sobre la disputa geopolítica y geoestratégica de las grandes potencias a la que agregarían los intereses de un grupo de países que por su tamaño, población y PIB tienen influencia robusta en el concierto internacional. Estas serían: la Unión Europea, India, Japón, Reino Unido; Brasil México, Egipto, Nigeria, Turquía, Irán, Bangladesh, Indonesia, Corea del Sur, Vietnam, Filipinas y Pakistán.
Añaden insumos al análisis VUCA la crisis del costo de vida; desaceleración económica; la guerra geoeconómica; la pausa a la acción climática y la polarización social; el terrorismo y la radicalización violenta; los flujos migratorios irregulares; la seguridad pública (en especial, el crimen organizado y su nexo con el narcotráfico); la proliferación nuclear, las epidemias y pandemias; la inteligencia artificial y las armas autónomas; las emergencias y catástrofes naturales; entre otras.
En definitiva, se construye una multipolaridad que probablemente terminará siendo una bipolaridad "ad hoc", conformada por los Estados Unidos y la R.P. China, quienes se perfilan como los dos grandes hegemones, deseando cada uno conservar su esfera o área de influencia histórica.
(1) Declaración de la Cumbre de Madrid de la OTAN (2022)
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