El populista de ultraderecha, Donald Trump, asumió la Presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero recién pasado, sin embargo, hay imágenes tomadas en la Casa Blanca que parecen indicar que quien realmente asumió el poder fue Elon Musk, actualmente el multimillonario más grande del mundo.
En efecto, Trump pareciera ser una fuerza política irrefrenable que asusta a la humanidad con la anexión de Groenlandia y el Canal de Panamá, que causa un insólito enfrentamiento con México y Canadá y sube los aranceles de ingreso a los Estados Unidos estremeciendo la economía planetaria. Incluso sus aliados más obsecuentes, como Milei en Argentina, caen bajo el "fuego arancelario" del gobernante de Estados Unidos.
Sin embargo, este aspirante a autócrata de la era digital le ha creado una situación de poder a Elon Musk en la que puede hacer y deshacer a sus anchas como si se tratara, por parte del Presidente, del preciado regalo de un adolescente incondicionalmente aferrado al primer gran amor de su vida. Se trata de la colusión entre política y dinero.
Ambos oligarcas son inmensamente ricos, pero, en esa danza de fortunas inabarcables, hoy el vencedor incuestionable es Musk y no Trump que, en miles de millones de dólares, está muy a la zaga de su aparente subalterno, en consecuencia, la primacía que alcanza el migrante de Sudáfrica -en el fondo, un bono de retorno por sus jugosos aportes de campaña al vencedor-, viene a confirmar aquel adagio que indica "el que pone la plata coloca la música".
Por eso, Trump ideo el DOGE, Departamento de Eficiencia Gubernamental, nombrando a Musk Administrador de ese supra poder dirigido a controlar y reducir el gasto fiscal, reorganizar el gigantesco aparato burocrático en Washington y colocarlo en línea con los afanes autoritarios del mando central, instalando una servil tecnocracia que traslada desde el Estado a los núcleos rectores de los consorcios tecno digitalizados las decisiones fundamentales del rumbo que toman los Estados Unidos y el orden internacional.
Mientras se establece ese nuevo orden, que arrebata a la institucionalidad sus atribuciones y facultades, socavando profundamente el régimen democrático de los Estados Unidos, paralelo al proceso anterior, Trump se encarga de remarcar que es el nuevo patrón en el mundo global y trata directamente con Vladímir Putin el destino de Ucrania y la estabilidad en Europa, prescindiendo de los mandatarios europeos. En rigor, Trump humilla expresamente a Europa con ese propósito, señalar que él es quien ordena.
Como detrás de cada paso hay un interés y "las cosas no se hacen por amor al arte", a través del incondicional apoyo a Israel, Trump ha hecho explícito su propósito de erradicar el pueblo palestino de la Franja de Gaza e instalar en ese territorio su propio centro de negocios inmobiliario. Una pretensión aberrante: validar la atroz "limpieza étnica" implementada brutalmente en contra del pueblo palestino a cambio de jugosos negocios para sus empresas. Trump decide hacer lo más terrible, permitir el genocidio en Gaza a cambio de inversiones seguras, pero infames. La bancarrota moral deviene en una tragedia humanitaria de alcances imprevisibles.
Así, la obsesión de Trump, por devenir en un Emperador global de facto, logra aparecer totalmente materializada en ese diálogo con Putin. El mensaje es inequívoco, el que domina y ordena los conflictos y confrontaciones por duras que sean... es él. Se repone abiertamente y sin subterfugios la ley del más fuerte provocando un retroceso histórico en el orden global.
En materia interna, los operadores digitales de Musk intervienen el Estado, y en el tablero mundial, Trump hace y deshace. Vaya que increíble combinación de egos y factores para colocar a la humanidad en zozobra. El que pone la plata coloca la música. Las fuerzas políticas y sociales y los Estados democráticos ya están advertidos.
A la postre el narcisismo y la soberbia son infecundos y caerán por su propio peso, pero el costo puede ser terrible. Entonces, hay que recordar que la grandeza de un líder está en la responsabilidad con que cuida y resguarda el presente y el futuro de su pueblo y su patria.
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