En el mes de febrero, en la librería Tercios Viejos de Madrid, el autor Ismael López Domínguez presentó su libro "La Guerra de las Trincheras. El Frente Occidental en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)", en compañía de Fernando Álvarez, representante de la Editorial Ático.
El escritor López Domínguez hizo una introducción de su libro, señalando que uno de los motivos por los cuales lo escribió es la ausencia de textos en español relativos a la Gran Guerra. Asimismo, en forma muy amena, relató una serie antecedentes históricos sobre esta conflagración mundial, los cuales podríamos resumir de la siguiente manera:
El año de 1914 fue el más sangriento de los cuatro que duró esta guerra mundial, producto, en gran medida, del hecho que las tropas de ambos bandos no estaban preparadas para enfrentar las nuevas armas o sistemas de guerra, tales como fusiles, ametralladoras, artillería, etc. Añadió que otro de sus libros, "La batalla del Marne", aborda también esta problemática.
Asimismo, indicó que un detalle que parecería banal, pero que no fue tal, consistió en que el Ejército francés, cuando comenzó la guerra, utilizó un uniforme pantalones rojos, lo cual lo hacía un blanco muy fácil para la fusilería enemiga. Con respecto al año 1915, lo denominó como el año olvidado, sin embargo fue una etapa en donde hubo una serie de avances y retroceso. afirmó.
El año 1916 se caracterizó por las dos grandes batallas: el Somme y Verdún, las cuales fueron verdaderas carnicerías (más de un millón de muertos, respectivamente).
El año 1917 lo etiquetó como aquél en que Estados Unidos se unió a la Triple Entente (Alianza Rusia-Francia), a causa del hundimiento del barco Lusitania (el cual pese a la propaganda norteamericana, sí habría llevado pertrechos bélicos como afirmaba el Imperio del Kaiser Guillermo II) y también derivado del intento diplomático alemán por convencer a México de invadir a los Estados Unidos.
El año 1918 es aquél en el que el alto mando alemán se da cuenta de que no podrá ganar la guerra, pese a que Ejército del Zar Nicolás II había claudicado y firmado un armisticio con el Imperio Alemán, y pese a que el general Ludendorff efectuó un último esfuerzo ese año por romper la línea defensiva de la Triple Entente. El alto mando alemán comprendió que no podría triunfar, como consecuencia de la intromisión de los Estados Unidos en la Gran Guerra.
Ismael López Domínguez también hizo referencias a que la Guerra de las Trincheras fue un infierno, en donde la vida prácticamente se hacía bajo tierra, producto del intenso fuego artillería. Mencionó que durante toda la guerra, la relación entre los oficiales ingleses y franceses no fue siempre cordial, por el contrario, muchas veces alcanzó un alto y elevado nivel de hostilidad. Estas diferencia se debía en gran medida a que Francia exigía que la fuese expedicionaria inglesa aumentará el número de sus contingentes, lo cual no se concretaba. A lo anterior habría que agregar las diferencias de costumbres, idiomas y sobretodo una historia antagónica de siglos. Sin embargo, todo se dejó de lado en aras de salvar París, pues se temió un nuevo colapso francés, similar al ocasionado en la guerra Franco-Prusiana de 1870-1871.
En cuanto a las preguntas y comentarios del público, se podría destacar que el tanque, más que diseñado, fue impulsado por Winston Churchill, y la primera vez que fue utilizado significó un quiebre psicológico para la moral del Ejército alemán, dado que fue un arma novedosa, y que en parte contribuyó a esa sensación de derrota del imperio alemán.
En cuanto a la fuerza aérea, señaló que el promedio de vida de un piloto era de 11 días, ya que los aviones eran de madera y tela y no se disponía de paracaídas. Pese a ello, en el aire la guerra habría sido más caballerosa que en tierra, siendo el Barón Rojo un ejemplo de aquello.
Por mi parte, aproveché la oportunidad para consultarle sobre los bombardeos de Londres, por parte de los zeppelins y la Fuerza Aérea alemana, indicándome que aquello se llevó a cabo, pero que la práctica, no había significado ningún cambio, ni en la táctica ni la estrategia.
Por último, deseo recomendar este libro de más 900 páginas, no solo por la calidad de su impresión y por la capacidad y compromiso de este joven autor con la historia, sino que también por que la obra de Ismael López Domínguez nos permite -a todos aquellos que nos interesa la Gran Guerra-, revisar y recordar hechos que marcaron un periodo complicadísimo de la humanidad, cuyos efectos condicionarán el resto del siglo XX.
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