No cae de "Maduro"

El domingo viví con gran preocupación la votación presidencial de Venezuela. Me retrotrajo a nuestro plebiscito del 5 de octubre de 1988, donde con un contundente "No" sellamos el término de la dictadura de Pinochet. El resultado estuvo a punto de ser el de Venezuela ayer, cuando Pinochet se reunió con la junta y tenía en sus manos un documento que desconocía los resultados. La diferencia es que Venezuela no tuvo un general Matthei que fuera capaz de ponerse al frente, no firmando el documento y reconociendo los resultados verdaderos antes de ingresar a dicha reunión.

La otra diferencia es que la oposición chilena sí pudo informar a todo el país de los resultados antes que lo diera el gobierno, porque pudo tener apoderados en cada mesa del país. Me correspondió coordinar a un gran grupo que controló las votaciones de un sector de Viña del Mar, por lo que conozco el esfuerzo y la epopeya que significó, sin celulares ni sistema digital de transmisión.

En esta oportunidad veía a los venezolanos celebrando en las calles y después llorando frente a los resultados reconocidos. Se me pasó toda la película de nuevo y me preguntaba que habría pasado si no se hubiese reconocido el triunfo del "No".

Según un informe confidencial de Gallup-Ipsos, a partir del estudio exit poll realizado a boca de urna al 22,33% de los votantes, la proyección de resultados da 61,56% para Edmundo González, equivalente a 8.320.700 votos; y 30.83% para Nicolás Maduro, con 4.100.050 votos. El comando de Edmundo González ha recogido ya el 73,2% de las actas y ha transparentado al mundo el verdadero resultado. Lo mismo que el gobierno de Maduro no ha sido capaz de presentar. Edmundo González Urrutia obtuvo 6,2 millones de votos y Nicolás Maduro, 2,7 millones.

Considerando que la primera hace una proyección al 100% y la segunda solo cubre el 73% las tendencias son muy coincidentes. Ahora los gobiernos del mundo tienen una constatación real del verdadero resultado. Incluso tienen acceso a los documentos que lo avalan.

La declaración reiterada que el Presidente Boric ha hecho pública me parece seria y responsable. Creo que la presión internacional debe ser hoy el camino para exigir el respeto de la voluntad soberana.

Por otro lado, la posición de lo que llamo la congregación religiosa del Partido Comunista de Chile (porque actúan por fe) sigue siendo una vergüenza. Ya en el pasado se restó del plebiscito del "No", después del acuerdo sobre la democracia, hoy defiende a Maduro con una inconsistencia sin límite. Incluso contra la opinión del propio Partido Comunista venezolano, que denuncia que Maduro "ha despejado al pueblo venezolano de los derechos sociales y económicos, hoy pretende privarlo de sus derechos democráticos".

Pero es bueno para nosotros saber cómo actuarían si tuvieran una mayoría en el país y el control de las Fuerzas Armadas. Como para ellos "el fin justifica los medios", sin lugar a duda harán lo mismo que hacen sus socios de Cuba y Venezuela.

Tenemos como país una gran responsabilidad en la lucha del pueblo venezolano. Primero porque nosotros pasamos por una experiencia similar y salimos adelante, segundo porque este país apoyó a la diáspora chilena del periodo de dictadura y tercero porque tenemos más de 600.000 venezolanos avecindado en nuestra patria.

Tenemos que involucrarnos y exigir en los foros internacionales el reconocimiento de los verdaderos resultados. Es hora de que los organismos del continente y del mundo, que declaran públicamente la defensa de la democracia, tomen decisiones certeras que aseguren hacer cumplir la voluntad soberana del pueblo, por sobre cualquier dictador del signo que sea. Procedimiento no solo declarativo, sino también punitivo. De lo contrario los organismos se tornarán en instancias de poca significación para la defensa real de la democracia y con ello se irán diluyendo en el tiempo, mientras el pueblo seguirá estando indefenso.

Si no cae de "Maduro", hay que buscar alguna otra forma.

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