Guerra interior

Los últimos tiempos Paternitas ha sido sorprendida por quienes nos buscan y encuentran en medio de sus más profundas tragedias existenciales.

Sólo un par de ejemplos para iluminar que luego de haber salido literalmente de la muerte encontraron, una vez de pie, la capacidad para sonreír y creer.

Nunca pensamos que el encuentro con nosotros era un pasaporte para la eternidad, ya que al cabo de unos días de haber sido tratado por su nombre, recuperado kilos, acogido, querido y teniendo su propia cama, Dios lo llamaría a su regazo.

Un silencio nos invade a todos, especialmente, cuando el último de éstos jóvenes - sólo hace 20 días - nos pidió ayuda. En los ojos y facciones de su rostro nos recordaba las llagas purulentas que llevaba producto de abandono, miseria y dolor desde sus 9 años. Vivía en el cementerio, sobre lápidas, describiendo los olores de los cadáveres según los días que llevaban sepultados.

Gozó, vio verde, fue abrazado y amado por nuestra casa terapéutica ubicada en la comuna de El Monte. Gritaba y lloraba su pasado. Su lucha interior le impidió aceptar el perdón de Dios.

Arduo trabajo fue para todos nosotros proyectarlo a la esperanza y a tiempos nuevos. No lo soportó. ¿Qué nos pasó, qué nos faltó? Que prefirió volver a su antes… Desarraigo, su violencia. Tres días después nos informaron que fue asesinado. Volvió al cementerio, ahora en las manos benditas del que perdona y consuela a los pobres y sufrientes.

Un sistema que falló  y otro (Paternitas) que intentó incluirlo. Al final, fracaso de ambos. 

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