La semana pasada recibimos con enorme satisfacción el avance en la tramitación del proyecto de ley por el Derecho a una Vida Libre de Violencia, el cual amplía el delito de femicidio a las relaciones de pololeo, sanciona el acoso sexual en espacios públicos, como también, la difusión de imágenes privadas sin consentimiento. El proyecto se aprobó en la Cámara y pasará a la Comisión de la Mujer del Senado.
Nos alegra esta noticia, por un lado, por la transversalidad en la llamada “bancada feminista” que empujó esta ley, entendiendo que los problemas de las mujeres son urgentes y que se necesita de la voluntad política de todos los sectores para que la legislación en materia de igualdad de género se transforme en realidad.
Por otro lado, este proyecto significa el cumplimiento de una de las promesas del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, quien se planteó como prioridad la eliminación de todas las violencias contra las mujeres.
Sin embargo, nos preocupan los casos de femicidios a un mes del inicio del año.
Ya se han registran 7 femicidios consumados y 8 femicidios frustrados. Sólo un día antes de la aprobación del proyecto en la Cámara, conocimos el horroroso testimonio de una joven de 19 años, quien grabó y “viralizó” un video donde es golpeada por su pololo, como forma de advertir las consecuencias que estas conductas pueden tener para su integridad física y psicológica, haciendo un llamado a no permitirlas más.
La legislación actual no contiene penas para las relaciones informales y por tanto, en caso de denuncias por maltrato en un pololeo, solo tienen sanción en caso que exista un delito asociado, como es el caso de lesiones.
La figura del femicidio hasta ahora está circunscrita al cónyuge o ex cónyuge, y conviviente o ex conviviente de una mujer, y no incluye a las mujeres asesinadas en contexto de violencia en el pololeo.
Con preocupación revisamos la encuesta publicada en agosto por el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) que reveló que el 51% de los jóvenes entre 15 y 29 años conoce a alguna persona que fue víctima de violencia en el pololeo.
El 60% de los consultados estimó que las agresiones no se denuncian por temor a las represalias, el 34% declaró que su pareja le insultó o le gritó durante su relación y el 9% afirmó haber sido golpeado o golpeada.
Para bajar estas cifras debemos continuar realizando acciones de prevención entre la población más joven. PRODEMU, parte de la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República, trabaja la prevención por medio de talleres sobre violencia en el pololeo en colegios y escuelas, con adolescentes hombres y mujeres para que identifiquen comportamientos que están naturalizados pero que sí constituyen violencia.
Los ciclos de charlas que se realizaron durante 2018 en establecimientos educacionales a nivel nacional, en las que participaron tanto estudiantes secundarios, apoderados y el cuerpo docente, tuvieron como objetivo abrir la reflexión y el diálogo sobre las relaciones de parejas en el pololeo, la delgada línea entre amor, control y manipulación por celos, la naturalización de la violencia en esta etapa, las secuelas físicas y psicológicas producto de las agresiones y cómo educar a las y los jóvenes en la prevención de este problema.
Estas iniciativas se insertan en el marco de actividades de promoción de derechos de la mujer que realiza la Fundación, abordando temas contingentes como estos, que permitan a las mujeres revisar sus propias historias, tomar conciencia y empoderarlas en la toma de decisiones con respecto a sus vidas.
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