El último reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) muestra que si se mantiene la actual emisión de C02, superaremos el límite de 1.5ºC en la temperatura mundial en menos de 11 años. Esto significará la desaparición de especies, glaciares, fuentes de agua limpia para el planeta y la modificación de los ecosistemas.
Chile mostró algunos signos durante este mismo verano, en el que se registraron inusuales temperaturas en todo el país que provocaron incendios forestales especialmente en las regiones de la Araucanía y Aysén, donde fueron arrasadas 71.000 hectáreas de bosque. Este fenómeno de cambio ya es una tendencia: desde el año 2010 se registra un 30% menos de precipitaciones.
Una de las características fundamentales del cambio climático es su globalidad. En todo el mundo enfrentan estas mismas problemáticas que desembocan en enfrentamientos sociales y económicos. Las expresiones pueden ser distintas, pero la causa es la misma.
Conscientes de esta amenaza global, irrumpe en nuestra agenda una tremenda oportunidad: una de las convenciones de medio ambiente más grandes e importantes del mundo, COP 25.
Este es el evento más relevante organizado por nuestro país desde el mundial del 62’ y requerirá de un gran esfuerzo entre el Estado, particulares y la sociedad civil organizada, quienes tendrán el desafío de albergar y proponer ideas a los más de 25 mil asistentes.
La COP - del que fui nombrado en el Comité Asesor Presidencial - viene a reafirmar nuestra adhesión al acuerdo de París y con la batalla contra el cambio climático.
Chile, y particularmente el Congreso Nacional, enfrenta una enorme tarea para empujar con rapidez aquellos proyectos de ley que están entrampados tales como, Ley de Glaciares, SBAP, Código de agua, Acceso Libre a la Montaña. etc., de cuya aprobación depende sostener este compromiso.
También es una oportunidad para reafirmar el avance de otras iniciativas como Ley de Cambio Climático, Donaciones ambientales y otras, que permitan entregar herramientas al Estado con respecto a la acción climática.
No podemos seguir mirando como espectadores frente a este desastre. El llamado de esta COP es a actuar para revertir el daño, impulsando políticas sostenibles en el tiempo.
El desafío es grande, pero no imposible. Depende de nosotros, porque lo cierto es que somos la última generación capaz de detener este fenómeno.
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