Disminución de plásticos de un solo uso y microbasurales, una tarea urgente

Daniel Melo

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La crisis climática y ecológica que está viviendo el mundo requiere de múltiples abordajes, es por ello que desde el Congreso se han materializado numerosas mociones parlamentarias que permiten aportar con normativa que ayuden a mejorar los estándares medioambientales, dada la gravedad de las crisis, por ello debemos contar con la herramientas necesarias, que nos permitan involucrar a todas y todos los actores que componen nuestra sociedad, ya que nuestro planeta esta ardiendo y debemos pensar en las actuales y futuras generaciones.

En febrero del año 2022 entró en vigor la ley de plásticos de un solo uso, la cual impide y regula la entrega de plásticos en los establecimientos de expendio de alimentos, como restaurantes, cafeterías, fuentes de soda y entre otras. A quienes en una primera instancia se les prohibió entregar bombillas, revolvedores, palillos y cubiertos de plásticos, lo cual debería ser fiscalizado por los municipios, esto es de vital importancia, dado que el plástico es uno de los 6 limites de 9 que han sido traspasados, correspondiendo a este el de nuevas entidades.

Es por ello que, en nuestra labor parlamentaria, hemos estado monitoreando su implementación, ya que es importante que se materialice de forma correcta y por eso hemos estado consultando a varios municipios para conocer el grado de información sobre la iniciativa. Creemos que es vital que el Ministerio de Medio Ambiente capacite a los municipios, ya que son estas entidades quienes tendrán que fiscalizar el cumplimiento de la ley y en las consultas que se han realizado, se detectan brechas de información.

Por otra parte, el domingo 13 de agosto del presente año se materializó un segundo elemento de la ley de plásticos de un solo uso, ya que almacenes de barrio, minimarkets y servicentros están obligados a contar con bebestibles en envases retornables, lo cual va en la línea de disminuir el plástico de un solo uso, ya que debemos aumentar la conciencia de lo que usamos e involucrar a quienes comercializan los productos, como también a las y los consumidores.
Por ello tenemos que hacer un viaje a nuestro pasado, a la infancia, cuando para comprar alguna bebida o jugo siempre debíamos llevar nuestra botella retornable, y la verdad es que eso nunca debió haber dejado de existir, porque al reutilizar es parte de una economía circular, ya que el plástico demora de 100 a 1.000 años en degradarse.

Sumado a lo anterior, los avances no se detienen ahí, ya que hace unas semanas aprobamos en la comisión de medio ambiente de la cámara, la moción parlamentaria que aumenta las multas a quienes arrojen basura en sitios que no están permitidos, lo anterior, a través de una indicación que incrementa las multas, cifras que van desde las 4 a 10 UTM e incluso hasta las 15 UTM cuando es en áreas protegidas.

Tanto la ley de plásticos de un solo uso, como la moción de microbasurales, van en la línea de evitar la contaminación de plásticos y otros materiales en nuestros paisajes, ríos y océanos. Por último, la fiscalización es la clave, como también el involucramiento de la ciudadanía, ya que resulta imperioso el resguardo de los ecosistemas y la calidad de vida de las personas.