El presupuesto presentado por el Gobierno para el 2021, acertadamente vincula a la sequía, que asola hace 11 años al país, con crecientes riesgos de carencia de agua, que afectan no sólo a la agricultura y mundo rural, sino también a la ciudad. Porque si bien se anuncian recursos para obras, como embalses, recarga de acuíferos naturales y tratamiento de aguas servidas, urge que se precisen y concreten en la Región Metrpolitana.
Es fundamental que el presupuesto considere infraestructura de adaptación al cambio climático para esta cuenca, que abastece a más de 7 millones de personas, y donde se cultivan más de 120 mil hectáreas de riego de grande, mediana y pequeña agricultura.
Es un hecho, que en el mediano plazo ya no contaremos con los glaciares que han jugado un rol fundamental en estos últimos años de sequía. Debemos realizar obras que reemplacen la función de almacenamiento que cumplían estos cuerpos de hielo. De lo contrario, si se repite el escenario del año 2019, no estaremos ajenos al riesgo de racionamiento y pérdidas millonarias en la agricultura.
Tenemos que hacernos cargo de esta realidad irrefutable a la brevedad, para enfrentar como corresponde el nuevo escenario, porque sólo nos quedan 30 años, y bien sabemos que las obras hídricas requieren tiempo para llevarse a cabo.
Por eso, insistimos en nuestro llamado a las autoridades y al Gobierno, particularmente a los ministerios de Obras Públicas, Agricultura y Medio Ambiente para que precisen los proyectos y podamos fijar un plan de trabajo, que permita a esta cuenca seguir siendo sustentable y sostenible en el mediano y largo plazo.
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