Hace unos días nos enteramos de la tramitación y solicitud hecha al Ministerio de Bienes Nacionales de una concesión onerosa, por 30 años, de más de 10 mil hectáreas, por parte de la Fundación Parque La Tapera que dirige María Paola Luksic en la comuna de Tortel, Región de Aysén. Un territorio para muchos desconocidos y que se caracteriza por ser una zona prístina, aledaña al Parque Nacional San Bernardo y cercana al Glaciar Montt.
Esta noticia nos sorprendió por la magnitud de la solicitud y por la invisibilidad del proyecto a nivel local. También lo aparentemente expedito del trámite y en particular, generó la molestia de la comunidad, razón por la cual se dejó sin efecto el informe que debía ser presentado ante el Consejo Regional de Aysén el pasado 30 de octubre.
¿Pero qué es lo que más molesta de toda situación? Definitivamente, es la contraposición a lo ocurrido con Fundación La Tapera, en comparación a lo que ocurre en los procesos de regularización de tierras de pobladores que llevan décadas ocupando el territorio. Para ellos, el proceso se caracteriza por su lentitud, algunas familias nunca reciben respuesta desde Bienes Nacionales y otros, producto de la larga espera terminan incluso con el expediente perdido y, aun así, con una resiliencia admirable comienzan de nuevo, con la esperanza de una respuesta.
¿Sabrá el ministro de Bienes Nacionales que hay cientos de familias que llevan años solicitando a su cartera y a las autoridades regionales una solución a sus demandas, pero no ha sido posible?
Se requiere de una profunda modernización, actualización y trato preferente para aquellos pobladores que desarrollan sus proyectos de vida en lugares recónditos de la región, alejados de todos los servicios públicos que el Estado de Derecho debe garantizar.
¿Qué es lo que hará el ministerio de Bienes Nacionales cuando revise la tramitación de terrenos que se extienden por más de dos décadas intentando infructuosamente obtener un título de propiedad, o dilucidar el valor que tendrá el arriendo o la venta del mismo, donde han vivido toda su vida?
Las vecinas y vecinos de Caleta Tortel y de la región merecen un mejor trato, ya es hora de terminar con la postergación que ha marcado su experiencia de vida.
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