Hace unos días, Sergio Campos se despidió de la conducción de El Diario de Cooperativa, después de 47 años al frente de uno de los espacios informativos más emblemáticos de la radio chilena. Decir que Sergio fue "la voz de la radio" no es una hipérbole: es simplemente reconocer un hecho que quienes somos parte de la radio conocemos bien.
Lo escuché desde la universidad y trabajé junto a él desde 1991, primero como reportera que a distancia valoraba esa lectura firme y clara de las noticias; luego en la edición de El Diario de Cooperativa y desde 2007, hasta ahora, compartiendo micrófonos, rutinas, silencios y ese respeto por la audiencia que Sergio siempre puso por delante de todo.
Fue más que un lector de noticias: fue un narrador de nuestra historia reciente, una voz que, en momentos oscuros y también en los de esperanza, acompañó, informó y dio sentido a los hechos. Durante la dictadura militar, formó parte de un equipo de periodistas valientes en Cooperativa, que nunca dejaron de informar pese a la censura, las clausuras y las amenazas que pesaron sobre la radio. Su voz fue un símbolo de resistencia y de información veraz en medio del miedo. Con la llegada de la democracia, supo adaptarse a los nuevos tiempos sin perder el rigor ni la cercanía con la audiencia, manteniéndose vigente y respetado por nuevas generaciones de auditores.
Su profesionalismo, su disciplina y su compromiso con la verdad se mantuvieron inalterables a lo largo de las décadas. En 2011, recibió el Premio Nacional de Periodismo, un reconocimiento merecido que llegó durante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera, sellando su trayectoria como uno de los referentes de la prensa chilena.
Nuestra relación siempre fue profesional, marcada por la exigencia, la confianza en el trabajo bien hecho y el reconocimiento mutuo de nuestros roles en el equipo. No hubo confidencias fuera del aire, pero sí hubo siempre una complicidad silenciosa: esa que solo se da entre quienes comparten el rigor de una primera emisión diaria, sin margen para el error.
Hoy Sergio cierra una etapa. Su huella queda no solo en los archivos de la radio o en los libros que cuentan su historia, sino también en quienes sentimos como él que la radio es más que palabras: es compromiso, es ética, es presencia.
El Diario de Cooperativa sigue, como debe ser. Hoy con Rodrigo Vergara y yo en la conducción. Pero sabemos que en cada emisión, en cada pausa, en cada cuidado detalle, hay una herencia que no se borra: la de Sergio Campos, una voz que marcó para siempre la historia de nuestra radio.
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