Aborto,“no hay fiesta para los violadores”

Ni las Mujeres con fetos en sus manos apostadas afuera del Tribunal Constitucional, ni informes médicos que protegían al que está por nacer, ni  frases tan insólitas como “hay violaciones no violentas”, o que a veces las violaciones hacia la mujer ocurren porque éstas toman un “traguito demás”, detuvieron la importancia de obtener en democracia y durante el gobierno presidido por una mujer, una ley tan necesaria que despenaliza el aborto bajo tres causales:  cuando el embarazo pone en peligro la vida de la madre, cuando él embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética de carácter letal o cuando el embarazo sea producto de una violación, tal como dicta el sitio web del proyecto.

Con este hito Chile ha logrado tras 26 años - desde el primer intento en democracia por lograr una ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo - dejar de ser uno de los 9 países en el mundo que criminaliza a las mujeres que decidan y/o se vean forzadas, en algunas de estas tres situaciones, a interrumpir su embarazo. Un acto doloroso, triste, por el que estoy segura ninguna mujer, ni menos una niña, quisiera pasar.

Sin embargo, tras esta aprobación “ad portas” de ser oficializada, un nuevo debate se abre al ser acogido por el Tribunal Constitucional la objeción de conciencia entendida como aquella, “razón o argumento de carácter ético o religioso que una persona aduce para incumplir u oponerse a disposiciones oficiales como practicar un aborto”, y que entidades como el Hospital Clínico de la Universidad Católica y la Clínica Universidad de Los Andes -que por cierto  tienen todo el derecho a opinar, pero no a obligar menos en un Estado Laico - desean implementar a nivel de la institución y no solo del equipo médico que lleve a cabo la intervención. 

Si ese fuera el caso, ¿qué ocurriría si una mujer viendo en riesgo su vida y viviendo a pasos del Hospital Clínico de la UC no puede ser atendida allí. ¿Deberá ir unos pasos más allá a la Posta Central? No quiero sonar clasista, pero ¿ello no atañe también la libertad de esa mujer, poniendo en riesgo su vida, que es justamente lo que esta ley quiere proteger.

Siguiendo con las frase insólitas, no deja de sorprender aquella de la Sra. Van-Rysselberghe quien, tras enterarse de la aprobación del proyecto, afirmó, “vamos a ver que esto no sea la fiesta de los violadores, dado que no hay obligación de ratificar la denuncia". Realmente insólito, desatinado, fuera de lugar, es no entender nada y lo peor desacreditando y denigrando a las mujeres.

Como dijo muy sensatamente la senadora Lily Pérez en su interpelación en el Congreso,  ¿creen que las mujeres vamos a inventar una violación para realizarnos un aborto? Realmente macabro pensar aquello.

¿Por qué no nos preocupamos de bajar esos 2.000 abortos que estima el Ejecutivo -que tras la promulgación de la ley - se realizarían a causa de violaciones? ¿De acompañar a esas tantas mujeres solas en este camino del embarazo. ¿Por qué no nos preocupamos de evitar embarazos no deseados? Y educar a los hombres “desde la cuna” a que a las mujeres se les respeta, porque es más común que hombres violen a mujeres que viceversa, y eso en parte se debe a una cultura y educación patriarcal, machista. 

¿Por qué mejor no concentrarnos en el respeto a las mujeres y en que ellas se respeten a sí mismas? 

Esta ley que despenaliza el aborto, como algunos trataron de insinuar, no es un incentivo al aborto. Ojalá eso nunca ocurriera, pero si ocurre no te puedo además encarcelar por ello. Menos si es por causa de una violación, que es lo más antinatural que existe entre las tres causales que se aprobaron.

Que el embarazo sea inviable es posible; que esté en riesgo la vida de la madre puede ocurrir, pero que los hombres violen a las mujeres y más encima a menores de edad, es un crimen.

Trabajemos como sociedad, como familias, como escuelas, como padres por eso, porque no existan hombres abusivos, que transgredan a mujeres, que las toquen más de la cuenta, que se propasen aunque sea un poco, eso no es normal.

Aplausos para Chile que gana un nuevo proyecto de ley del siglo XXI, dejando atrás esos 28 años - desde 1989 - de penalización de aborto.

Perdón a todas esas niñitas abusadas y que incluso con 11 años han tenido que seguir con su embarazo producto de un abusador. ¡Eso nunca más!

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