Calama cumple 140 años de incorporación y anexión a territorio chileno, así los dice la escasa historia oficial que en un par de líneas consigna la Batalla de Topáter el 23 de marzo de 1879.
Desde el Norte chileno esta ciudad oasis se ha desangrado por entregar trabajo, esfuerzo y riqueza a las arcas fiscales; por más de un siglo Calama ha producido sin parar muchas utilidades trascendentales para el desarrollo del país.
Este nuevo aniversario nos sorprende más decididos que nunca a cambiar nuestro destino, tal como nos llama la Cantata a Calama, “desde el dolor a la esperanza”.
Hoy clamamos y demandamos una retribución justa y necesaria. La contradicción es brutal. Las más grandes empresas públicas y privadas mineras se encuentran en esta región, sin ningún aporte a la comunidad de donde extraen sus ganancias.
Es en esta zona donde se haya el increíble potencial eólico, térmico y solar, fuentes energéticas que no se reflejan en las altas tarifas eléctricas.
Las contradicciones son feroces, un medio ambiente dañado, maltratado, donde pareciera que la orden de los gobiernos es producir a cualquier costo, sin preocupación por la gente ni mirada social, porque los planes de descontaminación son eternos y sin participación de los vecinos.
Porque el desarrollo humano en dimensiones superiores no es atendido por el Estado. No contamos con una Universidad Estatal…no la tenemos porque alguna vez la ex Ministra de Educación Mariana Aylwin en la década del 90 nos dijo que Calama tenía solo vocación minera.
Hoy entre Calama y Antofagasta debemos trasladarnos por una carretera criminal, aún no tenemos una doble vía, con la excusa de las eternas licitaciones y explicaciones de los gobiernos.
Una de las principales carreteras del cobre y de la economía del país no tiene los estándares, por donde atraviesan equipos y maquinarias gigantes de la minería se suceden accidentes permanentemente. Inaceptable la indolencia de los gobiernos.
Como ciudad de Calama tuvimos que asumir el traslado del campamento de Chuquicamata, más de quince mil personas, no hubo estudio de impacto social, el Estado no lo consideró necesario. Hoy somos una comunidad integrada, chuquicamatinos y calameños, sin embargo lo que ayer Codelco invertía en el campamento y la población hoy lo ahorra y es el municipio quien debe asumir esos costos.
Los turnos de trabajo 7x7 de la minería impactan negativamente en la ciudad, no se consideran a los trabajadores de la zona, porque las empresas pagando menos sueldo optan por trabajadores de otros lugares, provocando desarraigo, desapego. Hay un refrán, la caridad empieza por casa. Gobierno, Parlamento mejoremos la ley, protejamos al trabajador local.
Hoy la cesantía en Calama alcanza a un 10 por ciento, 9, 6 hombres, 11, 5% en las mujeres.
Le decimos al Estado que cumpla con este territorio retribuyendo con lo que algún día uno de sus hijos propició, el Senador Radomiro Tomic, nacido en Calama, que impulsó y consiguió la Ley del Cobre, 11.828, hoy derogada.
Que no se preocupe el estado de las regiones del norte, sólo cuando hay conflictos internacionales o limítrofes. Es momento de mostrar notablemente que la Soberanía en Calama y el Norte se hace desarrollando de verdad a los territorios.
Le pido al Presidente que cumpla sus compromisos con Calama y con el Norte, usted prometió un Fondo de desarrollo del Norte, debe honrar su palabra, los nortinos lo merecemos.
Usted Presidente Piñera el 24 de octubre del 2017 cuando era candidato dijo, “voy a impulsar que una parte importante de los recursos que genera la ciudad de Calama se queden en Calama porque hoy día Calama es una gran fuente generadora de riquezas, pero lo que se queda en Calama, normalmente son los puros problemas y eso no es justo y lo vamos a cambiar”.
Presidente Piñera usted también prometió y dijo “voy a incrementar los Royalties para que el estado sea como un socio de las empresas mineras y así, cuando el precio del cobre está alto y a las empresas les va bien, aporten más al bienestar y al desarrollo de Chile y vamos a reasignar el producto del Royalty para que vaya más en beneficio de mejorar a las ciudades que generan esas riquezas como es el caso de Calama y la región de Antofagasta”.
Que este 23 de marzo, cuando Bolivia celebra el día del mar, no olvidemos que en Calama y el norte no paramos de trabajar ni producir riqueza, pero ahora será, sin la complacencia ni la eterna espera de los compromisos, las cuentas se pagan y las vamos a cobrar.
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