Cambalache

Sergio Velasco
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"Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, o chorro, pretencioso, estafador. Todo es igual, nada es mejor. Da lo mismo un burro que un profesor", Enrique Santos Discepolo

Confieso que lo primero que sentí fue estupor. No lo podía creer, menos imaginar, luego con más calma, asimilando lo que leía, nació en mí un sentimiento de profundo dolor, acompañado de inmensa frustración, que al final del día culminó en una rabia incontenible. ¿Para llegar a esto, luchamos tanto, tan pocos? La declaración de tres de los últimos próceres del grupo de los 13 no dejó indiferente a nadie, fue un regalo inesperado a los que están por la opción del Rechazo en el plebiscito de salida.

¿Tamaña inconsecuencia? Que los marcará hasta sus últimos días. Andrés Aylwin Azocar, como otros del grupo, jamás en vida habría permitido que hubiese salido esa carta. Menos la hubiese suscrito. Avala lo que señalo la consecuencia de toda una existencia pública al servicio de las causas nobles, reguardando siempre los sagrados intereses superiores del Estado.

No es menos cierto que después de largos años de dictadura nos ganamos el derecho de disentir en democracia. La libertad de "conciencia" no se le puede coartar a nadie. Menos en un tema tan transcendente para el país, como la votación sobre el nuevo texto constitucional elaborado por los convencionales, electos libremente por las y los ciudadanos.

El próximo 4 de septiembre debemos concurrir a las urnas y manifestar nuestra legitima opción, donde a todos y todas nos cabe la responsabilidad de optar si queremos cambiar la Constitución de Pinochet-Guzmán. O quedarnos anclados en el pasado, con todas las secuelas de abusos y de las sistemáticas violaciones a los DD: HH, de horror y terror, amparadas por la Carta Magna del régimen militar.

El voto a favor del Apruebo honra la memoria del Presidente Eduardo Frei Montalva, quien el 27 de agosto de 1980 en el Caupolicán, en representación de la oposición y ante el inconsulto proyecto urdido por la Junta Militar, declaró la imperiosa necesidad de elaborar por el pueblo y para el pueblo una nueva Constitución, que interpretara los anhelos de justicia social, que requiere con urgencia el del país.

Es por ello que me extraña la actitud desmemoriada de los firmantes, Nacieron, se criaron y se formaron bajo el alero de estos líderes. Siguiendo las lecciones y compromisos político de sus maestros. Desgraciadamente, al humanismo cristiano lo relegaron al sótano de los recuerdos. Con la actual comodidad de su nuevo status social. Es un vuelco tan grande y perjudicial, que el peso inalienable de la historia caerá sobre ellos.

Peor aún, lo manifestado por estos jinetes del Apocalipsis, donde sibilinamente llaman a votar en contra de la gente, aquella que siempre se la jugó por una sociedad más igualitaria. Dando una pésima imagen de doble estándar. ¿Actuando como el camaleón, cambiando de color según la ocasión?

Como guinda de la torta, en esta comedia trágica chilena, no podía faltar don Ricardo Lagos, quien ahora, con su dedo acusador, tras 17 años de silencio, apuntó para otro lado: Le dio el gusto a la derecha, la que en tres décadas nunca han cumplido su palabra de cambiar verdaderamente la espuria Constitución del '80.

Los fatídicos de siempre intentaron vanamente de obstruir el proceso de los convencionales, desprestigiándolo desde su comienzo. Se equivocaron. Ellos cumplieron con los plazos establecidos, a pesar de las trabas, cortapisas, sabotajes, y ataques arteros, desde dentro y fuera de la convención. Se trata de una nueva constitución con derechos sociales garantizados, además es solidaria, democrática en su génesis, paritaria, descentralizadora, ecológica, progresista, feminista, regionalista, con reconocimiento a los pueblos originarios, a la diversidad, y con respeto a las minorías.

¿Simplemente a que le temen, por qué le tienen tanto miedo? Los invito a reaccionar positivamente, no estar a la defensiva. No le sigamos el juego al Rechazo. No tengamos vergüenza de la hazaña ciudadana que todos estamos logrando. Revindiquemos sin pudor el Apruebo es una muy buena propuesta constitucional. Tan buena como la mejor, entre otras cosas porque no es, ni pretende ser perfecta. Dicho texto que cambia un Chile y lo transforma en humano. No está escrita en piedra. Puede y debe ser perfectible. Por ello y mucho más Apruebo, Apruebo, Apruebo; igual que ustedes.

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