Las encuestas se han transformado en el instrumento perfecto para incidir en la opinión pública y en la construcción de escenarios políticos. Así, los medios de comunicación, partidos políticos, candidatos y ciudadanía politizada esperan sus resultados, otorgándoles un valor de verdad, transformándola en una suerte de oráculo del futuro del país.
Por ello, sus resultados generan un diversas reacciones y estados emocionales entre los actores políticos y la ciudadanía.La euforia, la preocupación, la aceptación, la ira, son alguno de ellos. Este efecto embriagador y confuso de sus resultados, sustentado por la cobertura y profusa utilización de la información, dificulta hacer la separación entre el presente y el futuro, dicho de otro modo, entre la realidad y la ficción.
En este contexto, no es de extrañar que la derecha, luego de conocidos los resultados de la encuesta CEP se de como ganadora en una carrera que aún no termina. Solo la templanza de algunos del sector, la hace detenerse de no asegurar que serán ganadores en la primera vuelta.
Sin embargo, realizando una comparación de las encuestas CEP N°70 del 2013 y la N° 81 del 2017, ambas de los meses de septiembre - octubre, antesala de las elecciones presidenciales de sus respectivos años, nos llevan a escenarios controvertidos y a poner en tensión la alegría desatada.
La encuesta CEP del 2013 frente a la pregunta ¿quién cree usted que será el próximo presidente de Chile? le otorgaba un 73% a la candidata y actual presidenta Michelle Bachelet, mientras que la actual encuesta, le otorga un 59,8% al candidato de la derecha Sebastián Piñera.
Asimismo, en la pregunta si las elecciones fueran este domingo, ¿por quién votaría usted? Bachelet obtenía un 47% del total de la muestra, en comparación al 32,4% que obtiene Piñera.
Ahora bien, incluyendo a la candidata que ocupaba y al candidato que ocupa el segundo lugar en la encuesta, en la pregunta si las elecciones fueran el domingo ¿por quién votaría usted?, Bachelet obtenía un 47%, respecto a un 14% de Evelyn Matthei, mientras que Piñera, obtiene un 34,5% frente a un 15,4% de Alejandro Guillier.
En consecuencia, tomando estos datos, el ánimo triunfalista de la derecha se diluye, considerando que en la actual versión de la CEP, existe un escenario de división de la centro izquierda y que si bien la encuesta refleja números moderadamente alentadores para Piñera, la realidad indica que los resultados varían en el ejercicio real del voto.
Asimismo, es posible afirmar que la centro izquierda tiene posibilidades reales de crecer, ya que sus candidatos y candidatas están desplegándose con sus propuestas en esta primera vuelta, sumado al potencial que genera la unidad de ésta en la segunda vuelta. Por otro lado, resulta infundado pensar que la ciudadanía ha dejado de creer en un proyecto progresista y de centro izquierda, los números reflejan que la adhesión hacia Sebastián Piñera es significativamente menor al alcanzado por la presidenta Bachelet y sus propuestas en meses previos a las elecciones.
Construir otro escenario, implica superar las dificultades que ha tenido la centro izquierda para alcanzar la unidad e inclusión de otros sectores. Sin duda, en este paso, existe un potencial de crecimiento y de adhesión ciudadana, que hacen posible revertir el hipotético escenario triunfalista de la derecha.
La ciudadanía movilizada y aquellos desilusionados que se retraen de la participación, esperan un país que termine con los abusos, con las colusiones, que ponga claros límites entre la política y los negocios y que por cierto, se generen condiciones perdurables para el desarrollo humano, a través de políticas y leyes que avancen en derechos para las personas.
Todo lo anterior se juega en la confluencia del proyecto de centro izquierda y en la movilización de la ciudadanía consciente a ejercer su derecho a voto.
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