Chile, descentralízate ahora
Nicolás Azócar
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Santiago no es Chile. Hay que decirlo con pasión y fuerza. Santiago no es ni puede ser Chile.Si queremos alcanzar el tan ansiado desarrollo, dejando de ser sólo un país extractor y en algunos casos, destructor de recursos naturales, debemos fomentar la innovación en todo el país, no sólo en Santiago.
En estos últimos años se han dado grandes pasos hacia este propósito; sin embargo, la valoración regional, las diferencias culturales y las oportunidades de los sectores más alejados siguen patentes y no nos permiten lograr este objetivo en todo nuestro territorio.
Programas como Start-Up Chile de Corfo y la llegada de muchos extranjeros en este último tiempo han significado un inmenso apoyo para la creación de una cultura de emprendimiento e innovación,
pero también se nos ha nublado la mente pensando que un proyecto innovador tiene que estar ligado necesariamente a internet y disponible en 15 idiomas en tan solo un par de días.
Siento que los rock stars foráneos que se concentran en
"Ci-eM-aI" (Centro Movistar Innova) están sobrevalorados, dando menos tribuna a las pymes que,
sin tanta farándula de por medio, generan el 80% de los trabajos del país y, muchas de ellas, con apuestas muy innovadoras sin tener siquiera un sitio web.
A nivel regional esto es aún más grave: la innovación se ve casi exclusivamente como un sinónimo de un sitio web con alguna aplicación en un teléfono."
Para ser innovador hay que crear el nuevo Google o Facebook", como si no existieran pymes agrícolas o vitivinícolas desde las que llevar a cabo mejoras.
Con fuerza decimos que
para alcanzar el desarrollo es un requisito descentralizar la innovación y llevarla a todos los rincones del país.La iniciativa Imagina Chile y ArribaMiPyme está bien encaminada en ese sentido, pero más que llevar "lo de Santiago a Regiones" por unos días, debemos identificar las particularidades y fortalezas de cada una de las zonas del país, para promoverlas y fomentarlas en torno a la innovación.
Más allá de aplicaciones web, las industrias que se ven tradicionales como la del salmón, la carne o la leche, tienen oportunidades únicas de crear nuevos negocios o soluciones que agreguen un valor a las personas con un potente impacto social.
La gran cantidad de recursos que el Estado pueda destinar a fondos de emprendimiento quedan estériles si no van acompañados de un desarrollo cultural y educacional de las personas que viven en esas zonas.
La mentalidad innovadora no está inmersa en los rincones más alejados, a veces hay miedos e inseguridades que son necesarios de despejar.
Creo que podemos comenzar por ampliar el concepto de innovación a todos los rincones de nuestro país y
valorar como realmente se merece el aporte que hacen nuestros verdaderos rocks stars innovadores: las pymes de todo Chile.
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