Chile en caída libre

Hace pocas semanas se publicó el Índice de Paz Global para el año 2025. En este último, Chile ocupa el lugar 62 de un total de 163 países evaluados y si bien aún se nos califica con un estándar de paz alto, una revisión detallada del indicador nos hace ver cómo hemos retrocedido en esta materia. Según los datos del mismo informe, al año 2021, antes de que asumieran las actuales autoridades, nuestro país ocupaba el lugar 42 a nivel mundial y nos ubicábamos como la nación más pacífica dentro de Sudamérica. Actualmente, Argentina y Uruguay nos han superado y, como puede apreciarse, hemos descendido 20 puestos a nivel global durante los últimos cuatro años.

Según el mismo estudio, las razones de esta caída son claras: en Chile ha aumentado el crimen violento, así como aumentó la tasa de homicidios, la tasa de encarcelamiento, las percepciones de criminalidad, además de que existe, según el análisis, una mayor intensidad del conflicto interno.

Al revisar estas conclusiones, la verdad es que nadie puede actuar sorprendido. Porque no hace falta leer un informe como este para darse cuenta de lo obvio: en el último tiempo la seguridad del país se ha desmoronado y nuestra paz se encuentra en caída libre. Una verdad indiscutible que le quita el sueño a miles de familias que aún guardan la esperanza de que sus hijos crezcan a salvo en un país con futuro.

Sin embargo, esta ilusión se ve enfrentada a una realidad que nos llega a todos como un balde de agua fría. Porque me pregunto, qué tranquilidad podemos tener en un país donde los asaltos violentos son noticia todos los días, donde los padres de una comuna como Antofagasta no quieren mandar a sus hijos al colegio pues denuncian que en su interior los amenazan de muerte y les cobran peaje por entrar al baño. Un país donde, lamentablemente, hasta personal de las Fuerzas Armadas y la Fiscalía logró ser corrompido por el narcotráfico y donde el Tren de Aragua fue capaz de montar una red a través de la cual movilizaron US$ 13 millones provenientes de delitos como el tráfico de drogas, homicidios, secuestros, sicariatos, tráfico de migrantes, trata de personas y extorsiones.

Con estos antecedentes resulta muy difícil ver una luz al final del túnel. No obstante, si queremos ser optimistas podemos celebrar que en Chile las instituciones aún funcionan y que estas han logrado detectar y detener a tiempo semillas de corrupción en su interior. Podemos alegrarnos también con el hecho de que gran parte de la agenda legislativa en materia de seguridad del expresidente Piñera pudo ser finalmente aprobada (pese a la oposición de sectores del Partido Comunista y el Frente Amplio). Por último, podemos alegrarnos sabiendo que quienes dirigen el país actualmente y son responsables de hacernos retroceder en cada índice e indicador que existe en materia de seguridad, emprenden su camino de salida del poder.

Esa es una noticia que a cualquier ciudadano debiera llenarle el corazón de esperanza.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado