Chile profundo

Sergio Velasco
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"Al salir por la puerta hacia mi libertada, supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento seguiría siendo prisionero" Nelson Mandela.

Eduardo Frei Montalva, ex Presidente de Chile; Manuel Sanhueza, ex ministro de Justicia y profesor de la U de Concepción; y Jorge Millas, profesor de la U. Austral fueron los únicos oradores del acto convocado por la oposición para llamar a votar No a la espuria Constitución Política impuesta por dictadura cívico-militar.

Fue el 27 de agosto de 1980 donde los acérrimos antagonistas de ayer ahora se reunían en lo que fue llamado el "Caupolicanazo", para enfrentar la perpetuación total del dictador en el poder, respaldado por un texto constitucional ilegitimo en su origen, en su forma y fondo, elaborado entre cuatro paredes por adláteres de los incondicionales del Golpe de Estado.

Esta comisión fue encabezada por Enrique Ortúzar y avalada por el ex Presidente Jorge Alessandri Rodríguez, quien renunció posteriormente por profundos desacuerdos con el texto. Tuvo como mentor ideológico al abogado Jaime Guzmán, quien al retorno de la democracia fue senador de la Republica, asesinado vilmente por un comando extremista.

Previo a esto, se crea en la plenitud de la dictadura, el 31 de julio de 1978, el Grupo de Estudios Constitucionales (G-24), conformado por la excelencia académica del país, presidido por Manuel "Pepo" Sanhueza y Patricio Aylwin, elaborando un texto constitucional alternativo, que fue germinado con la participación de sectores diversos de la comunidad nacional.

Frei llamó a una Asamblea Constituyente (AC) con las más amplias garantías, de asociación, reunión, información y registros electorales vigentes, para que resguardo y transparencia de la voluntad popular, esencia democrática en un proceso consultivo.

Fue el principio del fin del líder indiscutido de una oposición débil, disgregada, perseguida, recelosa, la que entendió por el bien superior del país, que debían y tenían que sumarse al propósito común, lograr la vuelta a la democracia, sin apellidos ni ataduras.

El magnicidio estaba al acecho, cuando se recuperaba de una cirugía el 22 de enero de 1982, fue otra víctima más de los agentes del estado, criminales abyectos protegidos por la DINA, Augusto Pinochet, eliminaba a si a sus opositores asesinándolos.

Han trascurrido 41 años de aquella gesta histórica que marcó un rumbo para que chilenos y chilenas comprendieran y entendieran que, sin unidad, jamás saldríamos del túnel obscuro en el cual estábamos condenados a permanecer por más un cuarto de siglo.

Las protestas se sucedieron año tras año, cansada la ciudadanía de tanto atropello a los DD.HH., donde el respeto a la vida era violado sistemáticamente. La gran movilización social forzó a la dictadura a llamar a un plebiscito para el 5 de octubre de 1988, donde se enfrentaron en condiciones muy desiguales los partidos y movimientos de oposición al régimen de terror.

Los sucesivos gobiernos de la Concertación sólo lograron algunas reformas, no menores, pero absolutamente insuficientes para los nuevos tiempos que corren. La derecha pinochetista y los elevados quórum jamás permitieron cambios sustantivos de la Carta Magna.

Nuevamente el pueblo espontáneamente se pronunció el 18 de octubre de 2019, en una manifestación masiva que convoco a más de dos millones de persona, exigiendo que la dignidad se haga costumbre y la desigualdad se extirpe de raíz.

Los cambios sociales traen consigo sangre, sudor y lágrimas, héroes anónimos, quedaron en el camino, muertos, mutilados, mujeres violadas y jóvenes injustamente encarcelados, por la represión policiaca, en el peor gobierno desde el retorno a la democracia.

Hoy por hoy las cárceles tienen presos políticos, pero ningún político corrupto preso. Por eso y mucho más el plebiscito del 15 y 16 de mayo le dio un categórico triunfo al Apruebo con 80% de los votos, contra 20% al Rechazo.

¡Constitución queremos! 155 electos convencionales, paritarios en género, 78 varones y 77 mujeres. Con representación de las etnias originales, de los pueblos-nación ancestrales, que tras 500 años de lucha logran ser parte importante de este cambio cultural. Eligio como presidenta a Elisa Loncon, mujer, mapuche, de región, representante de los pueblos indígenas, cuya misión histórica, es logran un Carta Fundamental que una al Chile diverso, país que ya demasiado ha sufrido
¡Marichiweu pu lamngen, pu peñi!
¡Venceremos hermanos, hermanas!

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