Siempre suele ocurrir que los fenómenos que se desarrollan en el mundo tienden a llegar más tarde a Chile. Ello está pasando con el advenimiento del neofascismo, que se viene observando desde hace años en diferentes países de Europa, América e incluso en EE.UU. Ahora, parece que "nos toca". La segunda vuelta está en desarrollo y la probabilidad de que sea ganada por Kast es, por cierto, mayor a que lo haga Jara.
Y el elemento que más efecto habrá tenido este resultado probable es el conjunto de mensajes que entregan los dos candidatos en carrera acerca de cómo combatir la inseguridad que aparece como el principal tema que preocupa a los chilenos. ¿Por qué ocurre esto, sí las cifras oficiales indican que los hechos de violencia que afecta a las personas han tenido alguna disminución?
Es simple. Desde que la derecha más conservadora, probablemente hace 40 años, se dio cuenta que tenía perdida la "batalla ideológica" con las ideas que propone, adoptaron la táctica de apoderarse de todos los medios de comunicación posible y, desde allí, controlar el contenido y, sobre todo, la forma en que estos se transmiten. Ello incluye el control de las redes sociales, tan importantes en la actualidad, especialmente entre las nuevas generaciones. Ello fue relativamente fácil pues, todos los medios de comunicación dependen del financiamiento que se provoca por el avisaje y, este, se concentra, muy mayoritariamente en las grandes empresas que, a su vez, son partidarias de los temas que propone la derecha más conservadora.
En Chile eso es claro y contundente. Incluso, ello incluye a la televisión pública que también depende del avisaje de los particulares. Lo más claro de ello es lo que transmiten los matinales, donde durante toda la mañana solo se transmiten noticias de robos, asaltos, asesinatos y "portonazos", no habiendo espacio para otros temas que, por cierto, también se desarrollan en la sociedad, como logros deportivos, temas culturales, acciones sociales positivas en los barrios, etc.
Así, el "imaginario colectivo" se inunda de la idea que "está todo mal" y, luego, que lo que se necesita es "que venga alguien a poner orden" y eso hace aparecer "la motosierra" o, a nivel más global, la posibilidad de invadir otros países para cuidar los intereses propios, pese a -en paralelo- estar dotando de armas y financiamiento a un país que asesina a más de 70 mil personas, entre ellas 20 mil niños, para "mantener el orden".
Y lo que no se percibe es que los mismos que proclaman que lo más importante es la seguridad, pueden esconder, tras ese manto de terror, la idea de rebajar el salario mínimo, disminuir derechos a las mujeres, aumentar la jubilación a los 75 años para los hombres y 70 para las mujeres, oposición al matrimonio igualitario, etc. Y, por el otro lado, es cierto que se ha sido débil en entregar propuestas claras en torno a la inseguridad que sienten muchos chilenos, aun cuando a ellos o en sus barrios, no haya habido ningún acto de esa naturaleza. En esto, los discursos primarios, de quienes asumieron el actual gobierno y, de los partidos que lo componen, permitió que la derecha más extrema "se apropiara" de un tema que, como hemos señalado, se inscribió con mucha fuerza en la conciencia de millones de chilenos.
Entonces, la probabilidad de que Kast gane la elección es alta y, nuevamente, iremos "a la cola" de los países que sufren esta llegada del neofascismo, con las consecuencias que se han vivido en Brasil, con Bolsonaro; en Argentina, con Milei; y ahora con Noboa, en Ecuador.
Otra vez, iremos al final de la lista, pero sufriendo las mismas consecuencias y, es de esperar, entonces, que tengamos 4 años muy complejos, con un gobierno que asumirá sin mayoría en el Congreso, sin mayoría social activa y, entonces, con mucha movilización social, cuando quiera imponer sus políticas regresivas. ¿Bueno para el país? Por supuesto que no... pero así es la democracia.
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