Y se produjo, que duda cabe, un hecho de magnitudes históricas. Fruto de la movilización de nuestro pueblo, la derecha se vio obligada, más allá de las convicciones genuinamente democráticas de algunos de sus integrantes, a dar ese paso que durante cerca de 40 años se negó a dar y así posibilitar un impensado proceso de cambio constitucional.
La llave para abrir el candado que impedía abrir la puerta hacia una nueva Constitución siempre estuvo en poder de la derecha. Obtener los super quórums para acceder a ese camino, nunca estuvieron a nuestro alcance y por ello, el verdadero triunfo del movimiento social es haber posibilitado este paso.
Desperdiciar este momento único, so pretexto de alcanzar objetivos supuestamente más legítimos y puros, sería de un infantilismo inexplicable. Sería girar a cuenta de un movimiento social heterogéneo, diverso y no necesariamente unívoco en sus propósitos.
La derecha, al votar solamente las normas que estrictamente materializaban el acuerdo y en concreto la propuesta elaborada por la Comisión Técnica y rechazar, por ahora, las normas adicionalmente propuestas por la oposición en materia de integración de la convención constitucional por la vía de la paridad de género, escaños reservados para los pueblos originarios e independientes, ha privilegiado la intangibilidad del acuerdo y por sobre todo la unidad de su coalición.
Sin embargo, los abrumadores resultados de la consulta municipal de este fin de semana en cuanto a la mayoritaria preferencia de las personas a una integración plural, equilibrada e inclusiva de la convención constitucional, sumados a los propios dichos de dirigentes de EVOPOLI y del propio presidente de Renovación Nacional, obligarán a éstos acordar con la oposición la forma de reponer, en el debate legislativo, estas cuestiones tan relevantes.
Un acuerdo de legislar sobre estas materias debiera significar, también, un compromiso por llevar adelante una tramitación lo suficientemente expedita en comisiones y salas. Lo deseable es que no más allá de la primera quincena de enero se despachen por ambas cámaras la legislación que resuelva la paridad de género, los escaños reservados y un estatuto especial para las candidaturas independientes.
Solo de esta manera, a mi juicio, cumpliremos con el propósito de construcción de una nueva constitución elaborada por un órgano cuyos integrantes sean la expresión más fiel de un Chile paritario en cuanto al género, diverso, pluricultural e inclusivo de todos y todas.
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