Cortés guardó una nave

Ricardo Lagos decidió lanzarse al ruedo. No es para menos ya que la encuesta CEP, que según los analistas no arrojó resultados “decisivos” en cuanto a la carrera presidencial, precisamente por eso, no dejó otra opción que adelantar definiciones personales.

Cuando nadie se desmarca de un pelotón de candidatos posibles, lo más recomendable es salir desde ya a la palestra a fin de perfilarse, justamente en la hora de la indecisión. De otro modo, otros pudieran ganar el quien vive y madrugar a aspirantes bien posicionados, simplemente porque estos se quedaron esperando no se sabe qué acontecimiento.

Para todos los efectos prácticos, las elecciones municipales están quedando demasiado lejos para decidirse. Es ahora cuando se presenta el vacío de liderazgo, y es ahora cuando hay que aparecer. Dicho de otra forma, los candidatos esperaban poder escoger el minuto en que declararan abiertamente sus aspiraciones, y ha sido la ocasión la que ha resuelto cuando se hicieran presentes en la lid.

En estas circunstancias, con una cierta premura no buscada, vale la pena analizar con una cierta detención la declaración pública por medio de la cual Ricardo Lagos da a conocer su decisión. Es muy corta (apenas ocho puntos y ninguna palabra demás), y va directo a los temas centrales. Pero ¿cuáles son estos temas?

En resumen la argumentación presentada se puede resumir del siguiente modo.

El mundo –y Chile dentro de el- han experimentado profundos cambios. Hay progresos, crecen las aspiraciones, pero se trata de un cambio ambivalente, con espacios de realización y de frustración, al mismo tiempo. Tenemos más libertad y bienestar, pero también más desconfianza y nada menos que una crisis de legitimidad de las instituciones. La corrupción y la división nos amenazan. El desafío es el de darle continuidad y mejorar las reformas emprendidas. Para ello hay que hacerse cargo de las dificultades existentes y asegurar la cohesión nacional.

Ante este panorama, Lagos se presenta a sí mismo como alguien que no se arredra ni se resta. Todo depende de que “se reúnan con decisión muchas voluntades”. Se puede ganar o perder, pero lo que importa es “luchar con convicción”. De manera que hay un objetivo noble: que las reformas “alcancen sostenibilidad en el tiempo, cuenten con los recursos adecuados y la gente las haga suyas”.

Hay también un camino escogido, la perseverancia, el uso del diálogo, capacidad de tomar decisiones con "apertura y solidez", proponerse expandir un mayor bienestar social y agrega significativamente, "una fortaleza económica en la cual apoyarse", a la que concurra "el esfuerzo de todos los chilenos".

Como se puede ver, las luces y sombras de una opción presidencial se aprecian aquí reflejadas en estas meditadas palabras. Igualmente, y si se compara el planteamiento y el estilo que el mismo Lagos empleaba en su primera candidatura presidencial, se ve el inexorable paso del tiempo transcurrido.

¿Cuáles son los temas centrales y los desafíos a los que apuntan esta presentación de candidatura?

En primer lugar, busca afirmar la plena vigencia. Lagos se presenta como un estadista al tanto de los principales dilemas que enfrenta el mundo y su país, alguien poseedor de una visión de conjunto actualizada. Dicho de otra forma, uno de los principales interlocutores a quien se dirige es a quienes lo ubican como un personaje del pasado, meritorio pero que ya tuvo su tiempo.

En segundo lugar, se sostiene que la presidencia necesita de una mano que sepa lidear con desafíos que, mal tratados, pueden poner en riesgo nuestro sistema de convivencia. Las amenazas se ubican en un tiempo futuro, por lo cual se evita toda confrontación con la actual administración.

En tercer lugar, lo que se ofrece es una especie de "continuidad crítica". Las reformas han de seguir, pero deben hacerse sostenibles, y han de contar con respaldo ciudadano. Bachelet no es mencionada en ningún momento, pero siempre se la tiene en cuenta implícitamente para no entrar en conflicto.

Pero lo que llama más la atención es un cuarto aspecto. Se trata de una opción condicionada y tentativa. Es una opción presentada en negativo, "no me restaré", con resultado aún incierto,"en mi vida he perdido y ganado elecciones" y que depende de la reacción que suscite,"es necesario que se reúnan con decisión muchas voluntades ".

Estamos lejos de esos entusiasmos contagiosos que suelen acompañar los albores de una postulación presidencial. Lo que hay es sentido de responsabilidad, gravedad republicana,  imposibilidad de restarse al desafío. Casi se trata de una obligación auto impuesta.

Por lo mismo, adquiere el aspecto de un intento serio inicial con fecha próxima de evaluación. No se trata de Hernán Cortés quemando las naves, se trata de un conquistador que guarda una nave intacta por si se la necesita en alguna oportunidad.

¿Cómo reaccionarán quienes se identifican con la centroizquierda?, ¿qué harán los partidos y los líderes directamente involucrados? Creo que reaccionarán con la misma determinación con la que son convocados, es decir, con prudencia, atentos a la ratificación de la opción inicial.

Es bien posible que la incógnita que se cierra abra otra, la de verificar la determinación positiva del ex Presidente de repostular. Eso es algo que sólo se podrá constatar en debates e intercambios de ideas y de proyectos. El tiempo mejor invertido en los partidos será el de perfilar sus propuestas y programas, evaluar y decidir cuando corresponda. Aún hay tiempo.

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