Desafíos del Socialismo chileno

Después de la derrota electoral que experimentara la centroizquierda en la última elección presidencial, se ha instalado la desarticulación bajo el signo de la recuperación de la identidad de cada partido.

Estas estrategias políticas basadas en la identidad han generado la dispersión de las fuerzas progresistas, instalando un estado de desánimo para poder enfrentar la política regresiva que está desplegando la derecha en el país. Creo que ayudar a superar esta situación debería orientar la acción política del socialismo chileno.

La unidad política no surge producto de una acción voluntarista, se podrán sostener muchas reuniones y realizar declaraciones de buenas intenciones, pero eso no produce unidad. Tampoco estoy de acuerdo con aquellos que creen que toda división se arregla con un acuerdo electoral, como si el pragmatismo para obtener cuotas de poder fuese suficiente para construir una alianza política.

El centro político y la izquierda, deben poder llegar a un diagnóstico compartido sobre la realidad nacional y el proyecto que está desplegando la derecha, para desde allí construir una plataforma de acción política común.

Lo anterior es indispensable para levantar una alternativa viable a la derecha, la unidad de las fuerzas progresistas solo podrá surgir en la medida que se logre aquello. 

Compartir un diagnóstico de la sociedad y elaborar una plataforma de acción política común, sin duda no es fácil, la única manera de lograrlo es debatiendo políticamente los temas de interés nacional.

Es decir, lograr abordar el problema de seguridad de las personas, cuidado del medio ambiente, modelo de desarrollo socioeconómico, impacto de las transformaciones tecnológicas en nuestra sociedad, pensiones, educación, salud…por mencionar algunos.

Es más, debemos tener la capacidad de defender decididamente a la gente que es objeto de abusos cotidianamente no solo con leyes específicas sino con acciones concretas.

Llevar adelante un debate político es ir más allá de lo académico y de las políticas públicas sectoriales, es volver a pensar desde el tipo de sociedad que queremos tener y lo que tenemos que hacer para lograrlo.

Es responderse cómo acumulamos fuerza para implementar las trasformaciones que comúnmente hemos acordado. Para abordar esa pregunta se requiere volver a situar a la Política con mayúscula en el centro de nuestra actividad.  

El Partido Socialista se ha mantenido ausente de los grandes temas del debate nacional desde que gobierna la derecha. Por eso estimo que no ha sido un aporte en la construcción de la unidad de las fuerzas progresistas.

Se necesita una conducción partidaria que mire a la sociedad y los problemas de las personas, que supere la lógica de conducción centrada en el internismo que no hace más que condenar al socialismo a la irrelevancia en el debate nacional.

La importancia de las próximas elecciones en el Partido Socialista tiene que ver justamente con el rol que puede jugar para articular a las fuerzas progresistas.

En el debate interno de la elección se ha enarbolado como consigna que la unidad es un bien a cuidar.

Estoy convencida de que todas y todos los que concurrimos a la elección queremos la unidad, pero una unidad que surja del debate de ideas.

No queremos una unidad que sea una forma de liquidar el debate democrático, esto solamente instala la división en el socialismo.

Necesitamos construir una unidad basada en una conducción política que sitúe al socialismo chileno en el debate nacional para enfrentar el proyecto neoliberal de la derecha. Convocar a la unidad como un acto vacío no es más que una retórica autoritaria. Las elecciones sirven y son para instalar y debatir ideas.

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