El aristócrata político y progresista

Ha fallecido don Gabriel Valdés Subercaseaux, uno de los más notables democratacristianos, que con su brillantez superó la política partidaria, porque, siempre pensó primero en Chile y su gente.

Fue uno de los fundadores de la Falange Nacional, Ministro de Relaciones Exteriores, Senador, Embajador, Subsecretario de la ONU, presidente del PDC desde 1982 a 1987 cuyo compromiso democrático, lo llevó a ser uno de los padres de la Concertación, a la que definió como “la epopeya política más grande de la historia de Chile”.

Su liderazgo lo construyó movilizando y encabezando las movilizaciones sociales para acabar con la dictadura.

Tiempo después al ver el rumbo que había tomado la Concertación dijo: “todo proceso político hay que recrearlo. La política debe responder a valores y principios del humanismo. Y hay más individualismo que humanismo”

Una de su etapa política más recordada la desarrolló durante la dictadura, como uno de los líderes de la oposición que luchaba por recuperar la libertad y la democracia.

Estuvo preso por razones políticas, perseguido por algunos del actual gobierno, que tras su muerte, lo alaban, y luego, debido a su estatura política, es elegido presidente del Senado entre 1990 y 1996 correspondiéndole, recibir los símbolos del poder, de manos de Pinochet e investir como presidente de Chile a don Patricio Aylwin.

Don Gabriel Valdés fue un cultísimo intelectual protagonista de la política chilena.

Decía que “la política es como una música: se siente y obliga a bailar”. Sugiriendo que debe ser atractiva ya que “cuando es fome, no hace bailar a nadie”. “La política requiere ideas, organización y liderato”, comentaba.

Entre los cambios para mejorar la política, proponía arreglar, en primer lugar, la Constitución Política, y  luego agregaba como requisito, la transparencia y el financiamiento de la política, recalcando que había que separarla de los negocios.

Creía en los partidos fuertes, decía que estos debían “organizarse para preocuparse de los problemas de Chile y de su gente”. Creía que eran un instrumento de participación vital para transmitir al Gobierno la realidad social y los problemas de la gente.

Sin desconocer la libertad económica creía que “el ideologismo del mercado como solución para los problemas sociales es una monstruosidad”, porque esa es “una concepción de la sociedad que se abstrae de la ética".

Ha muerto un político virtuoso que se ganó el reconocimiento popular en la calle.

Tal vez con su liderazgo Chile habría sido otro.

Recordemos que la transición se transó con la derecha, se desmovilizó al movimiento social y quedaron pendientes muchos cambios políticos, económicos, sociales y culturales. Muchos de los cuales, rebrotaron con las movilizaciones actuales.

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