El desafío de gobernar en tiempos de pandemia

Cuando el ministerio del Trabajo señala que la legislación hoy no da el ancho para la crisis, legítimamente nos preguntamos en qué y en quiénes está pensando esa Cartera de Estado y la Dirección del Trabajo, que depende de ella.

Está claro que no existe en la Dirección del Trabajo un dictamen que se refiera a una situación de pandemia mundial, tampoco hay norma legal en el Código del Trabajo que se haga cargo de una situación tan extrema.

En nuestro país hemos enfrentado muchas veces desastres naturales, me tocó como Ministra vivir los aluviones y terremoto en el norte, pero nunca una pandemia, por lo que no es posible comparar aquello con lo que hoy vivimos.

En Chile los terremotos y las inundaciones son mayoritariamente esperables, pero no una crisis sanitaria mayor como la actual.

Por lo mismo, quiero ser enfática al afirmar que no existe ninguna posibilidad de decir que hay un dictamen anterior que se haga cargo de una situación como la que estamos viviendo.

Nuestra legislación laboral en cambio, se pone en el caso fortuito o de fuerza mayor, estableciendo una causal de término del contrato, pero no una causal para eximir al empleador del pago de las remuneraciones.

En esa línea, el mandato legal de la Dirección del Trabajo es interpretar las normas laborales existentes y no legislar. Y lo que hizo el dictamen fue tratar de adelantar la aplicación de una norma que recién se está tramitando, sin considerar que con ello, podría provocar en la práctica, la suspensión de miles de contratos de trabajo y el no pago de remuneraciones de los trabajadores más desprotegidos, dejándolos indefensos, yendo en contra del mandato legal que le ordena proteger los derechos de los trabajadores. 

Hoy vivimos un verdadero desastre mundial, que nos obliga a mirar que han hecho los otros países afectados. En España por ejemplo se prohibió despedir a los trabajadores durante el período de la pandemia y se les sigue pagando el sueldo a los trabajadores; en Reino Unido, el Estado cubrirá el 80% de las remuneraciones con tope; en Italia se prohibieron los despidos; en Francia, el Estado cubrirá dos meses de remuneraciones de quienes estén cesantes producto de la pandemia.

No se trata de abandonar a las empresas a su suerte y dejar que ellas corran solas el riesgo de extinguirse, con el consiguiente daño que eso genera. Pero al mirar lo que otros países afectados están realizando, se ve con claridad que los gobiernos extranjeros han entendido que el Estado se tendrá que hacer cargo de ayudar a las empresas a pagar sus obligaciones.

En ese marco, no es entendible, que en una situación tan extrema como la que vivimos, se opte por una visión casi comercial del derecho del trabajo por sobre la visión protectora que debe primar. 

Además, con este dictamen claramente no se está entendiendo que también las empresas requieren que cuidemos a los trabajadores, los apoyemos y de paso aliviemos el complejo momento que ellas mismas están viviendo.

Lo que hace la Dirección del Trabajo con este dictamen, no es ayudar a la empresa, mucho menos al trabajador, lo que la Dirección del Trabajo hace, es lavarse las manos en una situación compleja.

Todos debemos aportar y hoy más que nunca. Todos debemos proteger a nuestros trabajadores, para luego levantar nuestra economía, con mucho esfuerzo.

En ese plano, necesitamos una legislación que no quede corta, aumentando la cobertura y la tasa de reemplazo de remuneraciones para proteger de manera adecuada a los trabajadores de Chile.

La Ministra Zaldívar debe solicitar a la Dirección del Trabajo que corrija el dictamen de manera inmediata. Y el gobierno junto a la ministra del Trabajo y los ministros de Economía y de Hacienda, deben liderar y convocar al sector productivo, porque esto va a durar un tiempo largo y tendrá impacto en las empresas, y por consiguiente, en los trabajadores y sus familias.

Si no abordamos esta crisis en serio y de manera colaborativa, vamos a lamentar la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo.

Necesitamos una legislación que dé el ancho y un equipo de Gabinete que también cumpla con el mejor de los estándares.

En tiempos difíciles se prueba el coraje de hombres y mujeres, pero también el temple de las naciones… Tal como vamos, estamos quedando al debe.

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