El NO ¿dónde estábamos los viejos hace 26 años?

Ismael Llona
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Con las fechas históricas se miente mucho, o se exagera.

No es bueno reconocer que, si se pudo, se estuvo fuera de ellas. O no se quiso estar porque lo que se resolvería en ellas “no tendría mayor importancia”. O se quiso estar pero muy al final.

Los que ya tienen sus años ¿qué hicimos el 5 de octubre de 1988, hace 26 años?

A mí me dio otra oportunidad la vida, como me la dio el 4 de septiembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973.

El 5 de octubre de 1988 estaba en el Comando del NO, de Santiago. En el Departamento de Prensa, con Carolina Rossetti y Ximena Gattás. Hacíamos el periódico del NO, con la colaboración de Pedro Armendáriz y Marianela Ventura, Jorge Rojas, Tito Palacio y Paty Alfaro, y en la impresión Jaime González. Nuestro titular previo al plebiscito fue: “Dictador implacable, candidato ratón”.

La dirección del Comando del NO fue decisiva en la derrota de Pinochet.  El dictador fue derrotado en votos y en organización. Había que asegurar una organización aún más efectiva que la del aparato del estado dictatorial, desde la semilegalidad y con miles de voluntarios.

Se estableció una dirección opositora creíble para la gente de 1988. Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Silva Cimma, Luis Maira. Detrás de ellos figuras como Jorge Lavanderos y los “liberales” Subercaseaux y Jaramillo. En los últimos meses se iban sumando los que se venían incorporando después de resistirse a la estrategia de victoria: los del PAIS de Luis Maira, los humanistas de Hirsch, los socialistas más ortodoxos, Germán Correa, Camilo Escalona, que aún guardaba los ritos de la clandestinidad, pero que habían escuchado la orientación de Clodomiro Almeyda.Los comunistas y los DC del Colorín Zaldívar se resbalaban en los costados de la alianza.

Así fue.

Todos al final llegaron y todos dicen hoy que estuvieron allí, pero a 26 años hay que hacer justicia: unos llegaron primero y construyeron el núcleo. Otros estaban en el exilio. Otros presos, como Garretón y Almeyda.

El rol de Ricardo Lagos fue muy importante. Encabezó desde mediados de los 80 a los socialistas que plantearon las movilizaciones de masas y la unidad de todos los antifascistas para alcanzar una derrota política de la dictadura. En 1987, un año antes del plebiscito, encabezó el PPD, la capacitación  para las inscripciones y la defensa de los espacios democráticos alcanzados y una de las dos grandes redes de apoderados que defendieron el triunfo en cada mesa. Nunca titubeó en esa línea.

Y en la línea orgánica que también era política, Genaro Arriagada, Carlos Figueroa, Enrique Correa y Carlos Montes, el Encargado Metropolitano del NO.

El día anterior al del plebiscito hubo bombazos. El mismo día en la tarde y en la noche hubo cortes de luz, incluso en los escrutinios. Pinochet y Zara, que confiaban en su triunfo, se desesperaron con los resultados de mesas entregados por Fernández y Cardemil y afilaron nuevamente sus corvos.

Pero ya no estaban las condiciones de años antes. La clara y valiente mayoría del país se había movilizado y pronunciado. Ya no estaban atrás los norteamericanos, ya no había una sóla voz en el alto mando, y  hasta Jarpa y Matthei buscaban diferenciarse para que la guillotina de los votos populares cayera sólo en el cuello de Pinochet.

Se abrían en parte las grandes alamedas. Y alcanzaba una victoria más, el que inició el duro camino de la resistencia democrática el mismo día del Golpe: el Presidente Salvador Allende, sin cuyo ejemplo la fuerza del NO no habría sido la misma.

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