Hacia una auténtica seguridad social

Los tres proyectos de ley que presentó al país la Presidenta Michelle Bachelet son una muy buena noticia para las chilenas y los chilenos, pues beneficiarán de forma inmediata a los adultos mayores que hoy reciben pensiones que no les permiten vivir con dignidad. Y favorecerán también, en el futuro, a las personas que hoy trabajan y están ahorrando para su vejez.

Esta reforma, en su conjunto, representa un paso fundamental para que Chile cuente con una auténtica seguridad social. Esencialmente, porque estamos transitando desde un sistema basado en la lógica de una “industria de pensiones” a otro donde el principio de solidaridad se refuerza y amplía, lo que es esencial para la cohesión y la inclusión social.  

En efecto, estas tres iniciativas, junto con mejorar la calidad de vida de los beneficiarios del Pilar Solidario, creado en 2008 bajo la primera administración de la actual mandataria, pone un foco especial en las mujeres y en la clase media, que son las grandes afectadas por las bajas jubilaciones que reciben en la actualidad.

Respecto de la arquitectura general de la propuesta, cabe destacar tres fortalezas muy sustantivas, que son coherentes con las demandas y las expectativas ciudadanas.

En primer lugar, se fortalece el rol del Estado con la creación del Consejo de Ahorro Colectivo, entidad pública sin fines de lucro que estará encargada de administrar el 5% de cotización adicional de cargo del empleador. Este Consejo tendrá un carácter autónomo, al estilo del Banco Central, y funcionará con altos estándares técnicos, dando garantías a todos de transparencia, independencia, probidad y eficiencia.

Se debe enfatizar que al no tener fines de lucro, todos sus esfuerzos estarán orientados a mejorar las pensiones de los trabajadores y trabajadoras y no a otros fines, como mejorar las utilidades de las AFP. Esto es un factor adicional de confianza para los ahorrantes.

En segundo lugar, adquiere un rol preeminente la solidaridad, que es una cualidad distintiva respecto al sistema creado en 1980, que fue concebido para que las personas se ayuden solas, bajo la premisa de su ahorro individual. Ahora se instauran nuevos mecanismos de solidaridad en tres planos: entre los hombres y las mujeres, pues son estas últimas las que reciben las pensiones más bajas; entre los trabajadores que tienen más altos ingresos y los que tienen ingresos más bajos y finalmente, entre los trabajadores jóvenes y los adultos mayores pensionados. Estos cambios, sin duda, redefinen la convivencia en términos de seguridad social.

En tercer lugar, esto es muy relevante, se crea un sistema verdaderamente mixto y de carácter tripartito, al ser los empleadores quienes financiarán el 5% de cotización adicional que da forma al Nuevo Ahorro Colectivo. Con esto se pone fin a una excepcionalidad chilena, pues prácticamente en todo el mundo los empleadores deben hacer un aporte al ahorro previsional de sus trabajadores.

Ahora bien, al hacer el contraste con la propuesta del ex Presidente Sebastián Piñera, se constata que ésta profundiza el paradigma vigente, reforzando la lógica individualista y apostando por ampliar la escala de negocios de las AFP. Por otro lado, es efectivo que se apunta a incrementar el aporte fiscal para el Pilar Solidario, pero es dudoso, si no temerario, que el financiamiento quede entregado a “reasignaciones presupuestarias, menor evasión y mayor crecimiento económico”.

En definitiva, como gobierno tenemos la convicción de que sin la instauración de un sistema mixto y un genuino cambio de paradigma que se ciña a los principios de la seguridad social, el problema de la mala calidad de las pensiones no se solucionará.

En tal sentido, el conjunto de la propuesta dada a conocer por la Presidenta de la República constituye la base de un nuevo sistema de pensiones. 

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