Jubilaciones: No se puede desvestir a un santo para vestir a otro

En Chile enfrentamos un dilema importante: ¿Cómo corregimos o reformamos el sistema de jubilación y pensiones? Para abordar esta cuestión, es fundamental tener claro el problema y realizar un diagnóstico adecuado. En los últimos 35 años, todos los cambios en el sistema individual se han implementado en beneficio de las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y en detrimento de los trabajadores aportantes. Esto ha dado como resultado que hoy en día tengamos jubilados con pensiones muy bajas.

Además de entender las causas que nos llevaron a este punto, es esencial comprender que tenemos dos problemas que no deben mezclarse: El primero se refiere a quienes ya jubilaron; y el segundo a quienes jubilarán en el futuro. Esta separación es crucial como primer paso para corregir y solucionar estas situaciones.

Comencemos con el segundo problema, el de quienes jubilarán en el futuro. Para corregirlo es fundamental -entre otras cosas- comenzar por aumentar gradualmente el aporte individual hasta alcanzar 8 o 10 puntos porcentuales, por encima de los seis que actualmente se proponen. Este aumento podría ser menor, ya que se pretende destinar 2 puntos para resolver el problema de quienes ya jubilaron, lo que se traduce en un verdadero "impuesto al trabajo".

Asimismo, es necesario implementar un cobro de administración variable, basado en la rentabilidad generada por la administradora de pensiones, junto con una parte fija que cubra los costos operativos. Debemos eliminar los multifondos porque son discriminatorios, ya que solo favorecen a aquellos que tienen acceso a información (por sobre sobre aquellos que no la tienen) y una ley social no debe ser discriminatoria. También habría que modificar el Código del Trabajo, para que toda remuneración sea imponible; esto ayudaría a mejorar los aportes significativamente.

Estos cambios y otros, contribuirán a resolver el problema de quienes jubilen en el futuro. Sin embargo, es crucial también encontrar una solución para quienes ya jubilaron, sin afectar los ahorros de los que están preparando su futura jubilación. Esto sería como dice el refrán popular: "Desvestir un santo para vestir a otro", lo que a todas luces resulta irracional y fuera de todo sentido común.

Además, es importante entender que cada punto de ahorro para las jubilaciones representa alrededor de 900 millones de dólares anuales; y el gran dilema radica en quién debe aportar para corregir la situación de quienes ya jubilaron: ¿Los trabajadores que están ahorrando para su futura jubilación o todos los chilenos?

En mi opinión, esto es una responsabilidad compartida, ya que todos votamos y elegimos a los gobiernos y políticos que realizaron los cambios en el sistema. Por lo tanto, es urgente buscar una solución para los jubilados y de los cuales somos todos responsables. A pesar de ir en contra de mis principios, creo que el aumento de impuestos es necesario para abordar este problema, ya que se ha convertido en un "problema político" que requiere necesariamente una solución urgente, donde también todos debemos ser responsables de encontrar una respuesta sin cargar el problema únicamente a los trabajadores.

Y esto pasa, lamentablemente, por la necesidad de aumentar en un punto en el IVA, lo que equivaldría a 2.000 millones de dólares, un poco más del 2% del aporte anual de los trabajadores. Esta medida permitiría no solo mejorar las pensiones de los jubilados actuales, los cuales no pueden seguir esperando, sino también fortalecer las pensiones de quienes jubilarán en el futuro. Es fundamental reconocer que los trabajadores aportantes no pueden ser los únicos responsables de las pensiones actuales.

Este enfoque busca una solución equitativa que comparta la carga entre todos los ciudadanos, asegurando así la sostenibilidad del sistema de pensiones. Es vital que todos asumamos nuestra parte en esta responsabilidad. En definitiva, se debe tratar de un esfuerzo colectivo que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad para garantizar un futuro más justo y digno para nuestros jubilados y aquellos que se jubilarán a futuro.

Luego de resolver estos problemas, podemos pensar en realizar reformas urgentes a la administración del Estado y que nos permita bajar los impuestos.

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