La DC debe tomar nota

Entre todos los análisis de los resultados de La Primaria del pasado domingo, hay algunos mensajes que la Democracia Cristiana debiera tomar en cuenta.

Entender que en Chile, al igual que en el resto del mundo, el “centro político” tiende a desaparecer, por lo que representa un craso error, suponer que allí está la disputa por la mayoría del electorado.

Buscar posicionarse en la “centro derecha” es completamente equivocado, toda vez que ese sector tiene a un candidato transversal a todas las expresiones de ese sector (Piñera) y, a falta de ello, tiene un pinochetista, como JA Kast. Dicho de otro modo, esas piezas ya tienen moradores, por lo que es ingenuo pensar que están disponibles para acoger a alguien nuevo, que nunca los ha representado.

Estructurar una campaña presidencial teniendo como “leitmotiv”, la “recuperación de la identidad”, tiene el limitadísimo alcance de los 29 mil adherentes del partido, a los cuales hay que restar a muchos, que no nos motiva ese llamado. Esto hace que la convocatoria sea, por su naturaleza, infinitamente reducida, para sostener una campaña presidencial.

La DC debe asumir que tiene una responsabilidad histórica, plasmada en los duros tiempos de la dictadura, donde por la fuerza de los hechos, del horror vivido, se produjo la “unidad política y social del pueblo”, vieja aspiración de Tomic rechazada por la izquierda y que posibilitó, Concertación mediante y Nueva Mayoría después, dar el mejor período de estabilidad democrática y crecimiento económico que ha tenido el país.

Es completamente irresponsable echar todo ello por la borda, sobre la base de “buscar la identidad”.

Ello, propio de los jóvenes que se asoman a la política, es inmensamente irresponsable en un partido tradicional. A menos que se asuma una cierta “senilidad con reminiscencia infantil”, que podría estar afectando a los conductores de esta campaña.

Si este conjunto de errores propios favorece el triunfo de la derecha, la DC sufrirá los mismos efectos que MEO, por posibilitar el triunfo de Piñera sobre Frei, el año 2009, lo cual la puede hacer prácticamente desaparecer de la influencia política nacional.

La continuidad de una opción tan equivocada, puede hacer caer la influencia parlamentaria de la DC, desde un 18 a un 12% (en los cálculos mas optimistas), lo que la transforma en casi irrelevante en el Congreso.

Cabe preguntarse entonces, ¿cuál es el objetivo de quienes han diseñado una estrategia de campaña que, más allá de cualquier voluntarismo casi infantil, no convoca ni siquiera a toda la militancia del partido?

Quienes están dirigiendo esta operación tienen la obligación de explicitar sus intenciones y sus pronósticos, políticos y electorales.

La Junta Nacional de la DC, llamada para fines de julio, no puede subrogar su responsabilidad de definir que hará, en definitiva, este partido, de cara a la próxima elección presidencial y parlamentaria.

De momento, el espectáculo es deprimente, parecido al avance de las ratas, bajo el embrujo del flautista de Hamelin, que solo las conducía al suicidio.

¿Quién está dispuesto a ponerse el sombrero del flautista?

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