La guerra de los mundos en el gobierno de Boric

Desde la llegada de Gabriel Boric a La Moneda empezamos a experimentar una configuración inédita en el ejercicio del poder en el Ejecutivo, con dos coaliciones paralelas sustentando un mismo gobierno. A priori sabemos las diferencias políticas e ideológicas entre Apruebo Dignidad y el denominado Socialismo Democrático, pero desde marzo de este año también se sumaron las dispares estrategias y ópticas políticas en que se ejerce la autoridad. En definitiva qué haces con el poder cuando lo tienes.

Por un lado, en el Socialismo Democrático (PS, PPD y Partido Radical) cuyo referente más inmediato es la Concertación, con hitos y obras palpables en el ejercicio del poder por 20 años y, que con el instinto de gobernar en serio, se puso adelante en las carteras de mayor trajín. Pero en el otro lado de la mesa, Apruebo Dignidad, paraguas que reúne al Frente Amplio y al omnipotente Partido Comunista, que volvía como cabeza de león a La Moneda, tras su paso en segunda línea en Michelle Bachelet 2014-2018.

¿Cómo empezaron a moverse estos dos mundos paralelos? Como adelantamos, la lógica del mundo real que representa el SD, que se nota en los cargos y posiciones que asumieron, Hacienda, Defensa, la subsecretaria del Interior o Vivienda. Son esos los ministerios que tienen la carga de empujar el carro, además de encarnan el clásico pragmatismo de la política chilena.

Pero en paralelo, se erige el mundo lírico y de los simbolismos de AD, donde la agenda pseudo vanguardista y de corte identitario del FA, que además era replicada con un campante fanatismo en la Convención Constitucional, donde se plasmaba un país con una plurinacionalidad imaginaria y llena de fetichismos ideológicos sacados del cajón de los clichés de la nueva izquierda progresista ñuñoina.

Basta recordar un par de perlas en el Ejecutivo, para empezar con nuestra Cancillería (la peor en décadas, por cierto), con sus gustitos irritantes, como el desaire al embajador del Estado de Israel, la chambonada con John Kerry o el poco cortés pésame de la canciller Urrejola al pueblo británico por la muerte de la reina Isabel II. Y a propósito de reinados, nota aparte es el del mundo mágico del subsecretario (¡de Relaciones Económicas Internacionales!) Ahumada, con sus teorías terraplanistas sobre el comercio internacional.

Sin duda este gobierno es una lucha de dos mundos que no conversan, a veces creo que la física cuántica podría explicar la causa. Si citamos el concepto político y físico que mueve este gobierno, que por un lado tiene la "altura" de Giorgio Jackson o la rapidez de las ideas del Frente Amplio y la contrastante lentitud del pueblo chileno en captar esa vanguardia. Digno de Galileo Galilei.

Y mientras tanto los Monsalve, Marcel, Maya Fernández y Carlos Montes, fuera de juego en un gobierno que se negó a gobernar hasta el 4 de septiembre de 2022, haciendo campaña para el plebiscito, que resultó propinando un apoteósico desastre electoral a la administración Boric.

No hay nada más grafico lo ocurrido en estos días. Por un lado tenemos a una ministra del Interior y Seguridad Pública como Carolina Tohá intentando (a lo menos) reimpulsar la figura de la jefatura de Gabinete, intentando abarcar los graves problemas de seguridad nacional en materia de delincuencia, conflictos con la migración irregular y el terrorismo en la macrozona sur; y, por otro lado, a la ministra de la Mujer y Equidad de Género, con nada de timming y imbuida en el pensamiento mágico recordando la propuesta de aborto libre.

Claramente hay una lucha de dos mundos, el del pragmatismo y la supervivencia política que representa SD, que paulatinamente irá chocando con el mundo de la fantasía del mártir sacrificado que "pierde estratégicamente" antes de variar o modificar alguna idea, concepto tan propio de parte del mundo PC y del Frente Amplio.

Paradojalmente en el mes que celebramos el encuentro de dos mundos, se puede evidenciar al interior de este gobierno, en plena negociación para reactivar el proceso constitucional y el "inicio" del gobierno de Boric Font, las culturas de izquierda chilenas están ad portas de entrar en su propia guerra de los mundos.

Por un lado una izquierda que se está reencontrando con su glorioso pasado cercano (los tan vilipendiado 30 años) y por otro aquella izquierda aún con caña moral del octubrismo y con ansias de reformismos desopilantes con gurús iluminados, que inclusive hoy, son comentaristas del fracaso de la Convención, como si ellos no hubiesen estado en ellas.

En fin, quienes somos simples testigos de estas pullas solo nos queda pedir, que este gobierno encuentre por fin un motivo por el cual levantarse en la mañana y una meta en la cual pensar al momento de dormir, pero mientras pasan los días, seguiremos pensando en la frase del presidente Ronald Reagan, cuando decía que respecto a los problemas de un país, el gobierno ES EL PROBLEMA. Ojalá pronto eso se acabe.

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