Las cosas por sabidas se callan…

Se lo escuché a Clodomiro Almeyda muchas veces... "las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan...", por lo demás así lo promueve abiertamente el negacionismo en materia de derechos humanos. Lo más deseado por la derecha es el olvido de su responsabilidad bajo la dictadura, en que sus líderes defendían impúdicamente el régimen en la comunidad internacional, incluso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

Asimismo pasa en Chile en ámbitos donde es habitual la mala memoria sobre personas y sucesos relevantes, que pasan a la penumbra y se olvidan. Hay también hechos históricos que no se conmemoran en toda su dimensión. Así ocurre con el 14 de diciembre de 1989, día en que gracias a la lucha y movilización del pueblo y la unidad de los demócratas chilenos se eligió después de 17 años de dictadura, Presidente de la República y Congreso Nacional.

He preguntado a jóvenes activos de izquierda por esta fecha y no tenían registro de ella. En parte, influye la trascendencia fundamental del triunfo del No, en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, que impidió la perpetuación de Pinochet en el poder. Sin, embargo, la derrota del dictador y la elección de autoridades democráticas no fueron actos simultáneos.

En efecto, Pinochet perdió el plebiscito, pero la institucionalidad dictatorial no se derrumbó. En ella estaban establecidos los enclaves autoritarios que pretendían reducir al máximo el ejercicio de la voluntad ciudadana y eternizaban la "democracia protegida" impuesta en 1980 por el dictador, la derecha política y la oligarquía financiera.

En caso de perder el plebiscito de 1988, Pinochet seguía como comandante en jefe del Ejército hasta 1998, y también en la Presidencia de la República hasta las elecciones que debían llevarse a cabo más de un año después, en diciembre de 1989. Es lo que Jaime Guzmán había diseñado para lo que era una impensada circunstancia: Que la ciudadanía no valorara su "inmenso sacrificio por la Patria" y lo mandara para la casa, lo que felizmente sí sucedió.

Ese cerco institucional determinó que, en el curso de 1989, tuviera lugar una dura lucha política y social entre la continuidad del pinochetismo, que sostuvo la postulación de Hernán Buchi, exministro de Hacienda del dictador y respaldado por el uso ilimitado de los recursos estatales; y el abanderado del conjunto de las fuerzas democráticas y populares, Patricio Aylwin, exsenador y en ese momento presidente del Partido Demócrata Cristiano.

Además, se debió bregar intensamente por obtener la mayor cantidad de parlamentarios, debido a que las normas constitucionales exigían los 2/3 de ambas Cámaras del Congreso Nacional para cualquier reforma institucional de importancia. Ese objetivo no se consiguió. Es decir, la consecución de una Constitución libre de enclaves autoritarios fue un objetivo imposible de lograr en esa situación nacional.

Esa institucionalidad deformada se alargó hasta septiembre de 2005, recién entonces el gobierno del Presidente Lagos logró aprobar la reforma constitucional que eliminó tales aberrantes disposiciones antidemocráticas que entraron en vigor el 11 de marzo de 2006, vale decir, 16 años después que Pinochet tuvo que entregar la Presidencia del país.

A lo largo de 1989, la derecha autoritaria opuso resistencia al avance democrático a través de la derrotada candidatura presidencial de Buchi, quien obtuvo el 29% de los votos, aun así los enclaves antidemocráticos se mantuvieron porque las fuerzas de izquierda y centroizquierda no lograron los 2/3 del quórum constitucional requerido para aprobar el término de ese ominoso legado de la dictadura.

Sin embargo, gracias a la victoria del 14 de diciembre de 1989, la civilidad democrática volvió a gobernar. Se terminó el Estado de excepción, la censura y los allanamientos de las poblaciones, se puso fin a la política sistemática de secuestrar militantes de izquierda que pasaban a ser detenidos desaparecidos. Se detuvieron las privatizaciones que entregaban el patrimonio nacional a los cercanos al dictador.

Así partió el largo proceso de restablecer los derechos sociales y las libertades conculcadas tanto tiempo. El terrorismo de Estado y el miedo dejaron de ser los instrumentos preponderantes para imponer la dominación de aquel que permanecía en el poder. En suma, las elecciones de diciembre de 1989 permitieron la asunción del gobierno civil en marzo de 1990, liderado por Patricio Aylwin. La restauración de la democracia fue un cambio fundamental en Chile. No solo se trató de un cambio de gobierno, se inició una larga etapa de transición que, a pesar de sus limitaciones, significó progreso para Chile, en paz, democracia, pluralismo y libertad.

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