Menos sirenas y más capitanes o capitanas

En tiempos de cambios la necesidad de faros que nos permita saber cuáles y donde se encuentran los roqueríos y por donde podemos navegar para no estrellarnos se hace un imperativo, sobre todo cuando las desconfianzas sociales, los cambios económicos y la incertidumbre electoral, representada hasta el cansancio en toda encuesta que refleja la apatía a toda institución hegemónica de nuestra política, nos indican que nuestro país ya no es el mismo de hace unos años.

Sin embargo, como buenos navegantes se debe saber que hay muchas sirenas alrededor cuya función son la de alimentar las fábulas e historias que luego venderán miles de copias de un libro o bien, llevar los barcos hacia las rocas para que encallen.

En la actual carrera presidencial que se desató con fuerza durante los últimos días de marzo y lo que va de abril nos demuestra que el país no tiene un líder político en el cuál se pueda depositar la confianza para sacar réditos de certeza, no tenemos un Churchill, Aylwin, Thatcher ni Mandela.

La fragmentación del espectro político responde también a la fragmentación de la sociedad; ya no está la lógica del sí y el no, están las lógicas de una mayor justicia social, una mejor distribución del ingreso, la pertinencia o no del Estado en educación, la traducción del empleo y la salud como bienes de consumo o bien como derechos que deben ser respetados por la simple dignidad de ser personas entre muchas otras lógicas.

Hace un par de semanas a un candidato de (¿centro?) derecha se le preguntó, en un programa radial, si creía en la gratuidad de la educación y dijo claramente que no, que postulaba que era una pésima política de gobierno y que prefería becas (que se acercaran cada vez más al arancel real de las carreras) y créditos, por lo deja entrever una lógica de mercado detrás de un derecho tan esencial como la educación.

Chile es uno de los países que más trabaja en la OCDE pero esto no se traduce en mayor productividad; se dice que las causas pueden ser la baja capacitación de la mano de obra y la poca competitividad de nuestra economía en innovación y desarrollo.

Bueno, cuando la educación es un bien de consumo y una persona debe endeudarse a 20 años plazos con una tasa de interés alta (eso de la baja del 2% de la tasa es una mentira, ya que se debe postular todos los años a este “beneficio”, pudiendo usarse siempre y cuando se pague la cuota del CAE antes del día cinco de cada mes) las posibilidades de especialización estarán dadas en la lógica del que puede pagarse una mejor educación, un mejor pos grado y el que pueda siempre aspirar a un mejor futuro.

La educación en Chile es una de las más caras del grupo selecto de la OCDE, con la distribución menos equitativa del ingreso nacional (Indice Gini 0,465) y al mismo tiempo una sociedad también estratificada y segmentada. Entonces, ¿quiénes son los que pueden aspirar a una mejor educación, una buena especialización y por ende mejor competencia en el mercado laboral?

Las cifras nos indican datos contradictorios de la economía; la cesantía creció en el país durante en el verano cercana al 6,4% (yo hoy me encuentro cesante), el crecimiento económico no superó el 2% durante los últimos tres años teniendo un potencial del 5% anual pero las ganancias de los mayores holdings del país fluctuaron entre el 10 y 30%. Una noticia vergonzosa es que las Isapres tuvieron ganancias por $51.000 millones durante el ejercicio 2016 y la mitad de prestadores volverán a subir los planes de entre un 4% y 9%. Entonces, ¿realmente hay una crisis económica como dicen algunas sirenas o es que el crecimiento llega a solo algunos y no se reparte en los demás?

Que las sirenas que están en la mar y los roqueríos no nos confunden marineros. Hoy más que nunca se necesitan capitanes (o capitanas) astutos que quieran dirigir de buena forma los barcos para llegar a puerto. No es necesario inventar la rueda ni el timón sino saber aplicar de forma correcta incentivos, leyes, normas para que le país vuelva a crecer, pero crecer con todos y para todos, no para algunos solamente.

Esa es la tarea hoy y para ello se necesitan candidatos con generen consensos y no disensos, unión y no mayor fragmentación. Miente, miente, que algo queda.

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