No es lo mismo, pero es igual

Hemos sostenido que la principal amenaza que enfrenta la democracia hoy es el surgimiento global de la internacional de la extrema derecha que crece de manera preocupante e instala en varios países gobiernos autoritarios y regresivos en derechos sociales. Basta ver en Argentina a Milei vetando una reforma de pensiones y asegurando que "las pensiones no son lo más importante" y, por otra parte, ver como en los EE.UU. gobierna Trump a través de órdenes ejecutivas, saltándose al Congreso, o como en El Salvador, Bukele asegura la seguridad sin respeto alguno por tribunales ni derechos humanos.

En Chile, el candidato Kast representa este club autoritario con destacados miembros que además de los nombrados incluye a Orbán -quien lleva años intentando transformar Hungría en lo que el mismo denomina una "democracia iliberal" y una nación de "libertad cristiana"- y Bolsonaro, enjuiciado formalmente en Brasil por intento de golpe de Estado.

Hace poco más de un año, en la Cumbre Conservadora organizada por Vox en España y que reunió a gran parte de esta élite autoritaria, el candidato Kast participó con un encendido discurso, en el que señaló que en Chile "nos gobierna un travesti político que ha implementado un gobierno fracasado a la altura del nefasto gobierno de Salvador Allende". Rompiendo una tradición republicana, que la mayor parte de nuestros líderes políticos han intentado respetar, en el sentido que "no se ataca en el extranjero al gobierno nacional".

Y, luego en visita a Hungría afirmó "que la crisis de natalidad que estamos viviendo se debe a que el gobierno actual nos está imponiendo la cultura del aborto". Esa argumentación populista, que no se sostiene racionalmente en ninguna prueba concreta, es demostrativa de cómo se miente con el pretexto de dar respuesta a las emociones y sensibilidades que tú quieres escuchar. Está claro que estas consideraciones no interesan ni afectan la agenda de los políticos de esta extrema derecha que buscan cultivar un perfil duro y enérgico que de seguridades a la gente ante el clima de temor e incertidumbre que ellos mismos se encargan de exacerbar.

Las jóvenes generaciones que legítimamente quisieran dejar atrás las divisiones del pasado traumático de la dictadura en Chile, y construir un futuro de esperanza, alegría y realizaciones, deben considerar que será parte de su rol el evitar que una situación dramática de quiebre institucional se repita nuevamente. De todas maneras, consciente o inconscientemente, ellos cargarán con esa responsabilidad y, por lo mismo, tienen el deber de mirar a los líderes que escogerán y seguirán para abrir espacio a ese Chile diferente que sueñan.

Desde luego, tienen que desconfiar de los líderes del populismo que con una propuesta facilista -y que probablemente tú quieres escuchar- ofrecen soluciones simples a problemas que todos sabemos son complejos y requieren muchas veces abordajes interinstitucionales que tomarán mucho tiempo y, por otra parte, deben desconfiar de los líderes autoritarios que profundizan la crisis de la democracia atribuyéndole, en muchos casos, la responsabilidad de ser incapaz de dar respuesta a las preocupaciones ciudadanas. Las preguntas serían ¿A qué régimen desean conducirnos? ¿En qué sistema te obligarán a vivir? No puede sino escucharse a uno de sus candidatos que señaló que "en las mismas circunstancias, él repetiría el golpe de Estado con todas sus consecuencias".

Después de insistir en su obsesión por ser presidente, en varias oportunidades, Kast representa ese perfil autoritario y populista y se ha preparado para ello. ¡Vemos un caballero, aparentemente muy educado, eternamente sonriente y que no se descompone por nada! Enunciando una y mil veces sus propuestas populistas y autoritarias. Pretendiendo desmarcarse de la política "tradicional", trata de que la gente se olvide que fue 16 años diputado y que ha cultivado su actual liderazgo con un duro discurso contra la inmigración, contra el feminismo y una posición complaciente con la dictadura de Augusto Pinochet.

Esto importa a los jóvenes, pero también a los sectores populares y a los adultos mayores. A los primeros porque en dictadura y en regímenes autoritarios son tradicionalmente las principales víctimas del autoritarismo y la represión, y a los adultos mayores que, teniendo conciencia de la gravedad y las heridas aún abiertas por la dictadura militar en Chile, aspiran a vivir en paz, pero no en un nuevo clima de lucha social y movilización en contra de un nuevo gobierno de corte autoritario.

Así, claramente vivir en paz y construir futuro es hoy incompatible con miradas populistas y autoritarias que apoyadas en el temor buscan engañar a la ciudadanía. Lo acaba de mostrar el candidato Kast, saliéndose del libreto tantas veces ensayado y repetido y reflejando su verdadero perfil, al señalar que "el Congreso es importante, pero no es tan relevante como ustedes imaginan". Por si usted no lo sabe, hablamos de uno de los 3 poderes independientes que caracterizan a la convivencia democrática que todos declaran querer mantener y perfeccionar, pero no violentar. Y agregó "nosotros estamos haciendo la revisión de todas las potestades administrativas que tiene el Estado, de todas las leyes que tienen sanciones incluidas que nadie aplica". Y el presidente de su partido ha confirmado que el mismo 12 de marzo 2026 (en caso por supuesto de asumir la Presidencia de la República, pequeño detalle que se olvida) "habrá una serie de medidas".

Obviamente, todo gobierno tiene derecho a ejercer las facultades que, en el marco de la Constitución y las leyes, enmarcan su acción. Fue Salvador Allende quien resucitó este debate al utilizar los "llamados resquicios legales" para intentar avanzar en las transformaciones que pretendió su gobierno. Habría que recordarle al candidato Kast, niñito en aquel entonces, pero hoy candidato presidencial que debemos esperar conozca la historia del país que quiere gobernar, que ese fue uno de los tantos argumentos que la oposición utilizó para organizar y tratar de justificar el golpe de estado.

El autoritarismo es pues el signo de los gobiernos de la extrema derecha antidemocrática y regresiva en derechos sociales, con líderes de carácter fuerte, y capaces de imponer a ultranza sus convicciones con coraje. ¡Trump es el modelo! Allá, el líder norteamericano gobernando a través de órdenes ejecutivas y acá, el candidato Kast soñando con gobernar, sin contrapeso, a través de decretos.

El propio candidato y sus partidarios han pretendido explicar lo inexplicable desmintiendo cualquier similitud entre ambas situaciones. Pero ni los jóvenes, ni los sectores populares ni los adultos mayores pueden ya ser engañados. ¡A confesión de partes, relevo de pruebas! No es lo mismo, pero es igual.

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