El gobierno y el ministro del Interior Blumel se querellan contra personas que emiten opiniones de extrema izquierda, pero no por la compra de AK 47 por gente de derecha.
¿Dónde quedó en este caso la condena de la violencia? Elocuente silencio de la derecha, que emplaza a medio mundo todo el día exigiendo esa condena cuando se trata de destrucciones urbanas y piedrazos a la policía por pequeños grupos, desgraciadamente a la deriva y sin proyecto, a los que se quiere asimilar la legítima protesta popular masiva, que es otra cosa muy distinta.
En eso está Chile, avanzando día a día a un Estado policial con una jerarquía de Carabineros que no se concentra en controlar como corresponde a los que delinquen, trafican o saquean sino en reprimir manifestaciones de protesta, empujada por autoridades divididas e incompetentes que sólo se cohesionan en su temor al movimiento social.
Y con una mayoría en la derecha que no quiere una Constitución que exprese la soberanía popular y con una minoría de este sector dispuesta a discutir una nueva Constitución (para eso dispone, en todo caso, del candado de los dos tercios) que apenas se expresa por imposición de la derecha dura y unos ministros que insólitamente no pueden hablar del tema.
El país tiene que volver a ser gobernado. En abril, es fundamental una gran movilización por el Apruebo. Luego, el gobierno debe asumir de una vez la voluntad popular y llamar a discutir con amplitud y de inmediato un nuevo pacto social de largo plazo como sustrato de la nueva Constitución.
Si no está dispuesto a hacerlo y su único proyecto de país sigue siendo mantener el dominio oligárquico del 1%, no le quedará sino adelantar las elecciones presidenciales y parlamentarias para que el país salga de la crisis democráticamente con autoridades que gocen de una nueva legitimidad.
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