"Política de los acuerdos": ¿A quiénes favorece, realmente?

Está llegando al final la "negociación", que lleva más de 10 años, para ver la distribución de seis puntos de mayor cotización previsional; y toda negociación supone que, respecto a un determinado tema, hay opiniones divergentes o como en el caso que nos atañe, intereses contrapuestos.

No se puede seguir soslayando la realidad. En este tema la negociación es entre quienes quieren que, los actuales pensionados y los que vendrán, puedan avanzar hacia pensiones dignas; y por el otro quienes -en cuanto dueños de las AFP, que controlan los aportes previsionales de los trabajadores- aspiran a mejorar el lucro de su negocio, sin importar la condición de quienes jubilan.

Esto último resulta indiscutible, toda vez que, bajo el último gobierno de Piñera, la derecha -que ahora quiere que los seis puntos vayan a capitalización individual- estuvo disponible a que la modificación fuera 3 puntos porcentuales a capitalización individual y los otros tres a fondo solidario, que permitiera aumentar las pésimas pensiones de los actuales jubilados, desde ya.

¿Por qué aceptaban eso hace 4 años y ahora no? Simplemente porque solo defienden los intereses de su negocio y, al no tener en ese momento mayoría parlamentaria y estar asustados por la capacidad de movilización, demostrada por los ciudadanos, creyeron que era mejor "cuidar el negocio" en vez de perderlo todo. Hoy eso ha cambiado, tienen mayoría en el Congreso y, por lo tanto, no están disponibles para entregar nada: Esa es su idea de "un acuerdo".

Esto permite una reflexión, acerca de lo que algunos pregonan como un elemento central de la política democrática, y hablan de "la política de los acuerdos", haciendo de ello un objetivo superior y no como un método. Entonces, la pregunta pertinente en este tema, y en cualquiera que apunte a generar mayores condiciones de equidad en el país, es ¿se encuentra disponible la derecha chilena para ello?

Se oponen a subir el salario mínimo; se oponen a generar mejorías reales al sistema de educación pública; se oponen a ampliar las coberturas de salud pública; y, por otra parte, buscan que las personas que ganan menos de 700 mil pesos paguen impuestos por ello, mientras se rebajan los impuestos de los más ricos, especialmente a los grandes empresarios. Así, ¿puede la "política de los acuerdos" ser la clave para el desarrollo del país, con este tipo de "negociadores"?

Si se mira esta metodología aplicada en las últimas décadas, veremos que el resultado es el aumento de la inequidad y que el 1% de mayores ingresos acumule el 49.5% de la riqueza del país, lo que no ocurre casi en ninguna parte del mundo. Ese ha sido el resultado de la "política de los acuerdos.

En el tema que nos ocupa, estos negociadores, los de las AFP, han financiado con casi 15 mil millones de pesos su campaña publicitaria, y ¿de dónde han salido esos recursos? Pues bien, de la administración de las cotizaciones de los trabajadores, las cuales no tienen ninguna regulación real, ya que están entregadas "al juego del mercado".

Desgraciadamente, con un cierto "aburguesamiento" de las élites que dirigen los partidos denominados "progresistas", y que las actuales autoridades del gobierno -que venían "a cambiarlo todo"- se han entregado a esta política nefasta; en este caso podrán llegar a un acuerdo, que algunos están ávidos de firmar, pero que solo va a favorecer a quienes obtienen miles de millones de dólares con las cotizaciones de los trabajadores, quienes no tienen alternativas para que esos dineros sean administradas de un modo solidario y, ojalá, con comisiones que no vayan a mejorar el negocio de los más ricos y/o ser usadas en campañas comunicacionales cuando ven amenazados sus intereses.

Desgraciadamente, con los recursos de los trabajadores han implementado una ofensiva comunicacional brutal, dado que sus accesos a los medios de comunicación son imposibles de competir pues, al igual que la propiedad de las AFP, se concentran en pocas manos, que son siempre las mismas. No se trata de no valorar, siempre en democracia, la capacidad de converger en acuerdos, pero eso tiene que tener como orientación básica que ellos se dirijan a conseguir mejores condiciones para los más vulnerables y no, como está ocurriendo en el país con demasiada frecuencia, que este método solo favorece a los más poderosos, lo cual representa un retroceso ético que no debe ser permitido.

Ojalá quienes dirigen desde la DC hacia la izquierda se den cuenta del error no solo político, sino humano, por priorizar un "método" que solo aumenta la inequidad y, por cierto, solo acumula resentimiento, que permite suponer que más temprano que tarde los ciudadanos entenderán, como en toda la historia, que los logros sociales solo se consiguen con movilización social; y cuando ello ocurra no salgan algunos a criticar los llamados a ello, olvidando que estas movilizaciones son la base de los logros que avances han sido posibles de obtener por los más pobres.

Entonces, ¿vale la pena firmar un acuerdo que no beneficia en nada a los más vulnerables y solo amplia el sucio negocio de los poderosos? Evidentemente que no.

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