Entrevistado por un vespertino santiaguino, el senador y presidente del PDC se declara como dirigente con "convicciones muy grandes en torno a la necesidad de un pacto de centro-izquierda" para interpretar a una nueva mayoría y que los cuatro presidentes de partidos "concluimos que hay una etapa que terminó" y reconoce que "hay un mundo ciudadano, un mundo social que nos dice: 'chiquillos, por ahí no va la cosa'".
Se refiere a "una rutina que no convocaba", "el abismo entre el mundo social y político", "la crisis de representación" y una Concertación "marcando el paso". Cuando hay un campanazo de alerta, dice, hay que reaccionar. "El gran detonante fue el movimiento estudiantil. Nos ha interpelado y nosotros nos estamos dejando interpelar".
Interesantes observaciones.
El presidente del PRSD, senador Gómez, reaccionó señalando que algo semejante o mejor, habían dicho en enero de este año aportando una mirada crítica al estado de la concertación y de la oposición en general, pero en enero no había movilizaciones sociales...
El país, el gobierno, los partidos, los políticos ni se imaginaban lo que se venía encima.
La juventud y gran parte del país estaban incubando desde hace tiempo un resentimiento profundo ante los abusos de todo tipo y su explosividad era sólo un asunto de tiempo.
Y es verdad, como dice el senador Walker, que la Concertación estaba "marcando el paso".
Peor, no estaba entendiendo que la sociedad chilena está en búsqueda de nuevos referentes, nuevos relatos y nuevos liderazgos.
No hay una negación de lo obrado y de los logros conseguidos en los 20 años anteriores, pero claramente fue insuficiente. Y hoy la sociedad chilena, en general, está demandando cambios profundos en la dinámica política.
Los partidos de la Concertación democrática han caído en una inercia. Y diversas encuestas venían recogiendo un descalabro en el respaldo ciudadano. Había que hacer algo. El PRSD lo entendió en su momento y lo planteó en enero, en un momento, en que la elite concertacionista ni se inmutó.
El PPD retomó el planteamiento, pero esta vez en el marco de una poderosa movilización estudiantil y ciudadana y sus dirigentes, preocupados e impactados por los lienzos, "que se vayan todos" y los gritos, "el pueblo unido, avanza sin partido", comprendieron que se había llegado a un punto de cierre de esta inercia y que era necesario empujar un cambio estructural de la Concertación.
El punto coincidió con un hecho casual.
Correspondía al PPD asumir la vocería de la mesa de presidentes de partidos de la Concertación el 13 de septiembre. Walker dejaba de ser vocero para pasarle la posta a Tohá.
La comisión política, reunida el lunes 5 de septiembre señaló que no se podía asumir esta tarea en el actual estado de cosas y que había que romper "de una vez por todas" con la inercia concertacionista.
Las condiciones para hacerse responsable de coordinar la coalición en los próximos tres meses eran simples: no más vocería rutinaria; no más reuniones de los días lunes de presidentes de partidos que concurren apuraditos; ampliación de la mesa de coordinación a otras fuerzas políticas; vocerías temáticas para dar cuenta de los diversos problemas sociales y políticos; convocatoria a todos los actores sociales de la concertación e inicio de un nuevo ciclo hacia una convergencia unitaria de todas las fuerzas democráticas de oposición.
La sesión de esa noche del lunes 5 de septiembre concluyó con la sensación de que se mandataba a la presidenta del partido y de hecho se acogía su propia convicción, para encarar con valentía una decisión fundamental: ir a un cambio de la Concertación y hacerlo ahora, sin más demora.
La comisión política se volvió a reunir, en forma extraordinaria, el jueves 8 de septiembre para examinar un borrador de documento que Tohá debería presentar a los presidentes de partidos.
En tanto, el tema ya había trascendido a ciertos medios y se estaban produciendo las primeras reacciones políticas. Los dirigentes de la comisión política entendieron que había que imprimir fuerza, convicción y radicalidad al documento y finalmente fue aprobado y remitido a los Presidentes partidarios entre el viernes 9 y sábado 10 de septiembre.
Lo que viene a continuación es conocido por la opinión pública.
Los dirigentes de la Concertación asumieron -finalmente- la necesidad de ir a un cambio profundo del estilo de trabajo de la coalición y abrir los caminos para escuchar a fondo el sentir popular.
Y no sólo eso: se acogió el espíritu de la propuesta institucional del PPD en cuanto a buscar caminos para convocar a la unidad de la oposición.
En el documento PPD se habla de "convergencia opositora". Por diversos otros lados se propone referirnos más a bien a "convergencia democrática". Pero en realidad el nombre es lo de menos. Lo que ahora importa es encarar el desafío de ir a un cambio sustantivo de la coalición y establecer las bases de su ampliación.
¿Es esto el cierre de un ciclo histórico?
Para el PPD sí. Definitivamente. Y esto no es una idea surgida sólo al calor de las grandes movilizaciones ciudadanas de estos meses. El tema ya estuvo puesto en los debates internos del PPD durante el 2010. Cristalizó en el XXXIII Consejo Nacional de abril 2011 y se consolidó en la Directiva Nacional reunida en Algarrobo en agosto pasado.
Es decir, dirigentes y militantes del PPD venían observando con inquietud que la Concertación en su conjunto no estaba respondiendo a "los signos de los tiempos" y que su elite apostaba a una suerte de inercia, tal vez a la espera de "mejores oportunidades", de mano de una determinada candidatura presidencial
El debate interno no fue fácil en el partido pues también perseveran en su interior sectores que están anclados en la defensa de lo obrado y con una mirada más restrictiva respecto del futuro.
Lo que permitió ensanchar el debate y sacarlo de un cierto acomodamiento de las miradas, fue la franca irrupción de los estudiantes en las calles, el apoyo irrestricto de las bases militantes del PPD y de la concertación a tales movilizaciones y la certeza absoluta de que los partidos y la clase política en general estaban siendo sencillamente arrasados por la crítica popular.
Aún así, los presidentes de la Concertación acordaron un protocolo de reflexiones estratégicas a partir de debates propios teniendo como horizonte fundamental los 23 años del triunfo del NO en 1988.
Se fijó entonces el próximo 5 de octubre como fecha para dar cuenta de estos debates y formular las bases de una propuesta de reestructuración de la Concertación para dar inicio a un proceso más profundo de refundación democrática y convocatoria a todas las fuerzas políticas de oposición.
Los dirigentes de la concertación saben que esto no puede convertirse en una rutina más
Esto debería dar como resultado un Frente Amplio o una Convergencia Democrática o como se le llame.
En lo principal, avanzar a la unidad de las fuerzas democráticas de oposición en donde lo sustancial deberá ser una propuesta de cambios estructurales del modelo político, social y económico del país en procura de mayores índices de justicia y participación social.
En este contexto deberán encaminarse las decisiones políticas de estos meses y luego las campañas municipal, parlamentaria y presidencial y el PPD habrá contribuido con su aporte crítico en una tarea nacional de gran relevancia.
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