Junto a un grupo de compañeros socialistas hemos formado una nueva corriente de opinión dentro del PS que propone un partido de militantes, no gobernado por máquinas, un partido que vuelva a la base social y un partido que reafirme su condición de izquierda.
Esto, que puede ser una mera declaración, tiene para nosotros mucha relevancia en los tiempos que corren, que exigen definiciones claras y nítidas. Hoy necesitamos acciones de liderazgo que abran caminos para avanzar. Y una de estas definiciones es situarnos desde el espacio de la izquierda para construir un proceso más amplio y de mayorías. Esto significa articular un proceso político cuyos ejes básicos lo constituyen el socialismo y el Frente Amplio.
Somos de izquierda porque aspiramos a la transformación social, para la generación de más derechos sociales y políticos, una profundización de la democracia y también porque aspiramos a superar los márgenes del orden neoliberal, que se ha mostrado estéril para lograr un desarrollo justo y sustentable en Chile y el mundo.
Somos muchas vertientes, grupos y tradiciones de pensamiento de izquierda las que comparten este diagnóstico y estos propósitos gruesos pero con matices y diferencias, las que no debieran convertirse en un impedimento, sino más bien en una ventaja y una oportunidad para el debate. Menos aún deben nublarnos la mirada las divergencias puntuales que genera la coyuntura, porque mientras no iniciemos un proceso más serio y de fondo para proyectar al conjunto de la izquierda, los desacuerdos en el espacio de la maniobra serán naturales.
Proponemos, en cambio, saltar estas eventuales trabas e instalar nuestra visión en el horizonte, para construir una conversación seria, responsable y comprometida, lo que nos demandará algunas exigencias preliminares.
En primer lugar, audacia para avanzar. Porque aún cuando es un desafío complejo y de largo plazo, también debe estar condicionado por un sentido de urgencia, por los dilemas que hoy enfrentamos en nuestro país, ante una fuerte tendencia contra reformista. Debemos dar ahora los primeros pasos.
Luego, necesitamos apertura mental y un sentido básico de pluralismo. No estamos de acuerdo en muchos aspectos, para lo cual es crucial una capacidad de escuchar las posiciones de los otros. Pero sobre todo, convivimos en un espacio de perplejidad, en el que aún no tenemos respuestas claras para los desafíos que nos impone la época, por lo que la capacidad de aprender entre todos es lo más relevante.
Y por último, una convergencia de la izquierda debe combinar una conversación sobre el futuro del país, que se haga cargo de los grandes temas del siglo XXI, con una necesaria capacidad táctica que nos permita afrontar objetivos comunes en el corto y mediano plazo, única manera de construir confianzas y celebrar triunfos comunes.
En una entrevista el fin de semana pasado, Gabriel Boric señaló que se siente parte de la tradición de la izquierda libertaria, expresada entre otros, en los republicanos de la Guerra Civil española, en el zapatismo mexicano, la tradición de la izquierda italiana y la vertiente libertaria del PS. Sentimos genuina sintonía con estos referentes. Son también nuestros referentes.
Nacimos en política en los ’80, en un tiempo en que el compromiso político sólo podía ser genuino y gratuito, sostenido en nuestras convicciones. No había recompensas salvo el de la coherencia ética y el compromiso social y político. Y hacia el futuro, solo incertidumbre.
En ese momento, teníamos referentes ideológicos, pero era nuestra experiencia concreta lo que nos movilizaba y nos movía para recuperar la libertad. La lucha contra la dictadura era una lucha por la libertad. Esta experiencia condicionó nuestra visión de la política, desde entonces supimos que el socialismo debía ser un socialismo libertario, que en vez de relativizar la democracia, debía luchar por profundizarla.
He tenido la oportunidad de conversar con compañeras y compañeros del Frente Amplio, desde hace un tiempo y también en este complejo momento político. Y mi impresión es que nuestra expectativa de colaboración y trabajo conjunto no se asienta sólo en una idea peregrina, sino tanto convicciones y propósitos comunes, como en dudas y preguntas, que sin duda podremos afrontar mejor entre todos.
Quizás hay más condiciones básicas para avanzar de las que pensábamos hasta aquí.
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