El martes 22 de octubre se desarrolló en Magallanes la Feria Acuícola ESA Magallanes (Encuentro de Soluciones Acuícolas), en la cual me tocó exponer junto a otras autoridades, como el subsecretario de Pesca, quien nos visitó en la región esta semana. Mi presentación, titulada "Magallanes y la Salmonicultura: un futuro brillante detenido", se basó en la historia de nuestro desarrollo industrial en la región, haciendo alusión a la frase de Winston Churchill, "cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás".
Comencé mencionando lo que considero nuestra primera oportunidad de desarrollo: La ganadería ovina. Este sector empezó a crecer en 1876 con la llegada de las primeras ovejas traídas por el gobernador Diego Dublé Almeyda, aprovechando la "ventaja comparativa" de los más de cuatro millones de hectáreas disponibles para pastoreo en Magallanes. Esta actividad llegó a representar más del 70% del PIB regional a principios del siglo pasado, y hoy en día no supera el 3%.
Nuestra segunda oportunidad de desarrollo llegó en 1945, con el descubrimiento del petróleo en Magallanes, que llegó a representar el 50% del PIB regional, gracias a las ventajas comparativas de nuestro subsuelo. Sin embargo, actualmente esa cifra ha disminuido al 8% o 9%.
La tercera oportunidad de desarrollo es el turismo. Sus inicios se remontan a 1931, con la creación del Touring Club de Magallanes, pero esta industria se consolidó fuertemente en 1980 con la creación del Parque Torres del Paine y la llegada de cruceros. Aprovechamos nuestra ventaja comparativa de poseer inmensas bellezas naturales y, antes de la pandemia, el turismo representaba el 16% del PIB. Afortunadamente, este sector se ha estado recuperando rápidamente en la actualidad estando de orden del 14%.
Nuestra cuarta y última, y más grande oportunidad de desarrollo hoy es la salmonicultura, basada en la "ventaja comparativa" de las 4.736.000 hectáreas de canales y fiordos, un número casi idéntico al de las estepas magallánicas que fueron fundamentales para el desarrollo de la ganadería ovina.
Actualmente, esta industria ocupa 133 concesiones acuícolas, ocupando tan solo un área total de 2.121 hectáreas, lo que equivale al 0.044% del área total disponible. Para poner en perspectiva este dato, cabe aclarar que representa el 4.4% del 1% del total, lo que evidencia que el área que ocupa la industria es, en esencia, insignificante. Al día de hoy, la salmonicultura representa el 23% del PIB, con ingresos de US$630 millones. Sin embargo, debería alcanzar más del 70%, con ingresos estimados entre US$3.000 y US$4.000 millones, si no se enfrentara a problemas provocados por instituciones financiadas por nuestros competidores internacionales y a la falta de defensa por parte del Estado de Chile y de los propios industriales.
Es crucial reconocer que han existido muchos errores por parte del Estado, especialmente en la incapacidad de revisar las ovas que ingresan a Chile para determinar si contienen virus, dado que en nuestra región hay más bacterias que virus, a diferencia de Noruega que es al revés. Además, se observa un desconocimiento por parte de algunas autoridades de hablar de desarrollar la industria salmonera en tierra o en mar abierto, sin entender que nuestra verdadera ventaja comparativa son los fiordos y canales; de otro modo, cualquier país podría desarrollar esta industria sin mayores dificultades.
Por último, los actores de la industria salmonera deben comprender que es esencial integrarse con la comunidad magallánica, y esta se sienta participe de la industria salmonera. Es necesario desarrollar iniciativas como el Festival del Salmón, becas para estudiantes y programas en medios de comunicación. La Agrupación de Salmoneros de Magallanes tiene la responsabilidad de dirigir esta estrategia de integración con la comunidad regional, y también debe crear un plan de defensa ante los competidores extranjeros que intervienen en las políticas públicas de nuestro país al financiar instituciones que les son útiles.
Es fundamental que esto sea entendido y analizado con claridad por los diversos actores que participan en el desarrollo de esta industria, que es nada menos que la segunda más importante en nuestro país, después del cobre. Hay que dejar claro que el principal bastión de defensa es la comunidad de Magallanes, que debe sentir que la industria del salmón es parte de su identidad y su desarrollo.
¡Viva Magallanes!
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