Hay que diferenciar entre elefantes blancos y obras mayores a las que el país no está habituado, pero que tienen evidentes beneficios que no se consideran necesariamente en las evaluaciones de proyectos.
Un ejemplo de eso es la Carretera Austral, la que jamás se habría construido si se hubiera sometido a esa metodología, pero que todos los sectores han valorado por su alcance estratégico, independientemente del costo.
El puente sobre el Canal del Chacao es de ese tipo de proyectos, al igual que el puente del Malleco o el molo de abrigo de Valparaíso. No cabe duda de que la decisión de los presidentes Piñera y Bachelet, de impulsar estas obras, será valorada a futuro.
Sobre la modalidad usada para ejecutar esta infraestructura, concuerdo que la experiencia de Concesiones ya es suficientemente madura como para pensar que muchos de los riesgos que se han asumido en su construcción se podrían haber mitigado. Debió haber sido el camino seguido.
No se hizo así, lo cual no invalida para nada -a mi juicio- dotarnos de una obra emblemática que permitirá extender el Chile continental y unir el país.
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