La reunión de gabinete binacional con Perú para discutir la agenda conjunta en torno a los principales problemas y desafíos que tienen ambas naciones con miras a un futuro común, no es sólo un hecho político, es una cita que trasciende, esperamos, estas administraciones hacia el desarrollo de ambos países que se dan cita en Lima.
A esta reunión asiste casi la totalidad de los ministros de Chile y sus respectivas contrapartes peruanas. La intención es tratar diversos temas de coordinación intersectorial para arribar a acuerdos que serán implementados a corto o mediano plazo, dejando atrás décadas de desconfianzas y que dan por superado el diferendo que hace un tiempo nos tuvo enfrentados en La Haya.
El primer paso lo dimos como Comisión de Relaciones Exteriores en trabajo conjunto a principios de año con nuestros pares del Perú, donde se trazó un marco legislativo conjunto en varias materias, entre ellas, la migratoria.
Ahora, la agenda que propusieron la Presidenta Bachelet y el Presidente Kuczynski se centra en temas sociales, seguridad y defensa, comercio y turismo. Además de medio ambiente, energía, minería, e integración fronteriza. Se trata pues de una jornada de trabajo que girará en torno a áreas clave para países que han puesto su norte en el combate a la pobreza y la búsqueda de un crecimiento más equitativo, de la mano de una actividad comercial fuerte, integradora y aperturista.
No es casualidad que ambos mandatarios se han manifestado en contra de las medidas proteccionistas que por estos días son motivo de controversia entre las potencias mundiales y que tendrán en la Cumbre del G20 un verdadero cara a cara entre quienes quieren un comercio libre y quienes insisten en poner trabas y protecciones.
Es esperanzador entonces que dos países de América Latina estén en esa sintonía, con ese nivel de concordancia y con decisiones bien claras respecto de qué se requiere para lograr un desarrollo equitativo.
Esta cita evidencia la diametral diferencia respecto el entendido de vecindad del actual gobierno boliviano, que con un interés cortoplacista basado en comentarios ofensivos del Presidente Morales, nos obliga a responder a los intentos de Palacio Quemado de demonizar la convivencia.
Es preferible lo primero, lo que estamos haciendo con Perú y que hemos hecho anteriormente con otras naciones del continente, en donde la apuesta está en generar consensos en torno a los desafíos de toda la región y que tienen que ver con el crecimiento, la equidad, el desarrollo social y humano.
Por lo demás, está muy clara la línea divisora entre países que han optado por la democracia, el respeto a la institucionalidad y los derechos humanos, versus aquellos que han caído en populismos y fórmulas que se creían desterradas del barrio.
Chile tiene claro su norte y tiene claro que la colaboración, la seriedad y formalidad en las relaciones, darán mejores frutos que la confrontación.
Lo de Lima es un hito histórico que hasta nos permitirá hacer una apuesta: el resultado será que Chile y Perú estarán en unos años hablando de cooperación para resolver profundos males sociales, mientras que los que han apostado por cerrase al diálogo, aislarán a su propio pueblo.
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