Europa está cerquITA: el valor del comercio

Puede que estos días, mientras se mueven por Santiago, hayan visto anuncios en paraderos de buses o pantallas con el mensaje "Europa está a la vuelt-ITA", y se hayan preguntado qué significa. Se trata de una campaña de la Unión Europea (UE) que busca mostrar a los ciudadanos chilenos que Europa es un socio fiable y cada vez más cercano en un mundo que parece empeñado en dividirse.

Y no es solo un eslogan promocional; es una realidad tangible que ya está transformando nuestra relación bilateral. Desde el 1 de febrero entró en vigor el Acuerdo Comercial Interino entre Chile y la UE -el iTA, sigla por el inglés Interim Trade Agreement-.

No se dejen engañar por la palabra "interino", los beneficios del acuerdo están para quedarse, y todas sus disposiciones se mantendrán cuando el pilar comercial del Acuerdo Marco Avanzado UE-Chile entre en vigor y reemplace al iTA. Si bien la UE ya era el tercer socio comercial más importante de Chile, ahora hemos derribado aún más barreras y abierto un abanico de nuevas oportunidades. Con el iTA, más del 99% de las exportaciones chilenas a Europa se beneficiarán de arancel cero. Más de 1.800 productos chilenos -como el aceite de oliva, los arándanos rojos o el salmón ahumado, que antes enfrentaban importantes gravámenes- ahora pueden acceder a un mercado de 450 millones de personas completamente libres de aranceles.

Merece la pena reflexionar sobre lo que este acuerdo significa y simboliza en el escenario geopolítico actual. Mientras algunos actores imponen nuevos aranceles y promueven una guerra comercial global que amenaza con encarecer productos, interrumpir cadenas de suministro y poner empleos en riesgo, Chile y la UE están demostrando que otro camino es posible. Nuestro acuerdo es una prueba de que el comercio es un win-win; ambas economías van a beneficiarse de menos aranceles, de trámites simplificados para sus pymes, de mejores condiciones para el intercambio de servicios, del reconocimiento de sus indicaciones geográficas agroalimentarias, y de un trato equitativo para sus inversores. En definitiva, de mayor crecimiento y diversificación de su comercio.

Pero este acuerdo trasciende los beneficios arancelarios y demuestra algo todavía más importante: que se puede crecer sin sacrificar nuestros valores ni nuestro planeta. Por ejemplo, por primera vez un acuerdo de la UE incluye un capítulo sobre comercio y género, impulsando el acceso de las mujeres al comercio internacional. También contiene un ambicioso capítulo sobre comercio y desarrollo sostenible con compromisos con el medio ambiente y con el Acuerdo de París; un novedoso capítulo sobre sistemas alimentarios sostenibles, para hacer nuestras cadenas de suministro alimentario más sostenibles y resilientes; y otro sobre comercio digital, que regula los flujos de datos y la protección del consumidor en la era digital.

El iTA es una declaración audaz. En un mundo que levanta barreras, nosotros defendemos que el comercio puede y debe ser un motor de cambio positivo. Juntos, Chile y la UE estamos diseñando un futuro donde el comercio libre va de la mano con la justicia social, de la sostenibilidad ambiental y del beneficio de los ciudadanos.

La campaña del iTA que verán en las calles estos días busca justamente eso: acercar Europa a los chilenos, mostrarles que este acuerdo no es una cuestión lejana que no les afecta, sino una oportunidad concreta para Chile, sus empresas, su gente y su futuro. Porque cuando el mundo cierra puertas, Chile y Europa abren ventanas. Porque en tiempos de incertidumbre, necesitamos socios confiables. Porque, efectivamente, Europa está cerqu-iTA.

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