En relación al Coronavirus, en tiempos de incertidumbre y de pérdida de credibilidad en las instituciones y las autoridades, es esencial que podamos tener la certeza de que se están tomando las medidas necesarias.
Por eso, es tan importante que liderazgos como el de los alcaldes, el del colegio médico y del gobierno, extremen generosamente la capacidad de escucharse, dialogar y concordar líneas de acción, sólo así, podremos lograr mejorar la respuesta de la ciudadanía.
Para lograr ciudadanos que contribuyan disciplinada, organizada y solidariamente a enfrentar esta pandemia, necesitamos con creciente urgencia que nuestros líderes trasmitan tranquilidad, son quienes tienen la primera responsabilidad, no en las palabras, sino en los hechos y actitudes, de trasmitir capacidad de actuar mancomunadamente.
Tranquilidad es lo contrario a la pasividad o la indolencia. Tranquilidad, es la sabiduría de no hacer cosas a “tontas y a locas” que nos generan más riesgo que seguridad. Tranquilidad, es colocarnos en acción de manera disciplinada y comunitaria.
El pánico nos empuja a hacer cosas individuales del tipo “salvese quien pueda”, la tranquilidad, nos llama a actuar en conjunto racional y solidariamente, al entender que en salud nos necesitamos todos para cuidarnos, ya que la conducta imprudente o indolente de unos afecta a todos.
En Chile nadie sobra y nos tenemos que cuidar entre todos. Ante estas amenazas, se vuelve a probar que la salud es una tarea común.
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