Llega fin de año y las fiestas, aumentando las tareas laborales y personales, gracias a la presión -muchas veces autoimpuesta- por cumplir los objetivos y las metas que nos propusimos antes del 31 de diciembre. A eso se suman casi tres años de convulsión social, elecciones presidenciales y los efectos que trajo la pandemia. Los especialistas señalan que para hacerle frente a este periodo lo recomendable es ordenarse, priorizar y mantener la tranquilidad.
Sin embargo, son pocos los que siguen estos consejos, buscando evitar el cansancio a través de la automedicación.
Hace unos meses, un estudio de una aplicación para cotizar y vender medicamentos detectó un incremento de 186% en la demanda de fármacos psicotrópicos, en comparación con el año pasado. Asimismo, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) informó sobre un incremento de 53% en la ingesta de estos fármacos sin la prescripción de un especialista.
De hecho, Instituto de Salud Pública (ISP) ya había alertado sobre las ventas de medicamentos utilizados para manejar síntomas del estrés, estimando éstas en cuatro millones de cajas anuales, siendo el alplazolam, clonazepam y diazepam los más solicitados. Este aumento refleja el estrés y problemas de salud mental que están buscando ser aliviados a través de antidepresivos, ansiolíticos y otros medicamentos psicoactivos.
Bajo este escenario, es de vital importancia que los pacientes conozcan que este comportamiento puede generar graves riesgos para la salud. Algunos de los efectos adversos o interacciones que pueden generarse incluyen mareos, disminución de la presión arterial, problemas de visión y concentración, llevando a fallas renales, cardiacas y hepáticas que pueden ser fatales, en los casos más graves.
Estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que, a nivel mundial, más del 50% de los medicamentos se recetan, dispensan o se venden de forma inadecuada. Como químicos farmacéuticos solemos escuchar personas que se acercan a las farmacias preguntando por algún medicamento porque "un amigo lo está usando" o "lo tomo de vez en cuando".
Más allá de orientar al paciente respecto a los riesgos, beneficios o interacciones que éstos pueden producir, es necesario recalcar que cualquier fármaco -incluyendo aquellos elaborados a base de hierbas o compuestos naturales- debe ser recetado y supervisado por un médico.
Queremos una población que pueda encontrar solución a sus problemas, sobre todo cuando éstos parecen incrementarse durante las últimas semanas del año, pero de forma adecuada y evitando riesgos innecesarios para su salud.
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