Hay un rumor que augura la desaparición de las Instituciones de Salud Previsional (Isapre), sistemas privados de seguros de salud. Como sistemas de seguros, cobran una cifra fija -en este caso el 7% del ingreso que es igual para todos los chilenos- y lo mismo recibe Fonasa. Sin embargo, las isapres afilian según el ingreso para financiar sus programas de salud, por lo que los que se inscriben en ellas poseen ingresos más altos. Además, pueden programarse copagos (pago adicional en programas específicos) que también existen en Fonasa, pero en las isapres son también más altos, y en Fonasa se calculan según el ingreso y corresponden a diferentes precios de los bonos. Una diferencia sustantiva es que Fonasa recibe ese 7% universal y todo lo que no utiliza cada afiliado en gastos de su salud queda para este Fondo Nacional de Salud, en forma solidaria y por ley debe repartirse para solventar todas las necesidades de los afiliados. En las isapres, lo que no utilizan los afiliados va para los administradores o empresarios del sistema. Me decía un colega que está en isapre: "con mi señora hemos puesto en casi 30 años 140 millones de pesos y hemos gastado con operaciones y remedios 40 millones ¿quién se llevó los 100 millones restantes?".
Las isapres trabajan mucho con clínicas privadas, que son más caras que la atención en la salud pública. Los pacientes financiados por Fonasa están siendo trasladados a clínicas privadas porque no hay esas atenciones en el público y entonces son pagadas por Fonasa a precios superiores, lo que contribuye a desfinanciar a Fonasa. Se plantea entonces un entendimiento de Fonasa directamente con las clínicas privadas a un precio menor de lo que está pagando el paciente por sus programas en isapre, y a precio inferior de lo que cobra la clínica pagado por asegurar un número importante de pacientes.
El Estado somos todos los chilenos y si todos los chilenos presionamos para que se constituyan estos programas de atención Fonasa-clínicas privadas de precios bajos pero realistas, las isapres sobran y mueren irremediablemente independiente de todos los problemas legales que tienen y que estamos viendo.
Queda pendiente el financiamiento de los medicamentos y dispositivos médicos (prótesis, bastones, sillas, etc.) que es altísimo y todos hemos visto que con las farmacias populares estos gastos han bajado una enormidad. Muchos de los fármacos y dispositivos ingresan por Cenabast (Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud), organismo dependiente del Ministerio de Salud (gobierno) y que obtiene a precios directo de los proveedores (laboratorios fabricantes) y provee a hospitales públicos sin costo (a afiliados a Fonasa en servicios de salud pública o indigentes) y farmacias privadas que fijan sus precios altos que todos conocemos. Como el Estado somos todos, podríamos presionar para que Cenabast se convirtiera en la farmacia del Estado de Chile y adquiriera medicamentos y distribuyera sin costo a pacientes del servicio público (Fonasa) y con costo mínimo o variable a los otros pacientes no afiliados a Fonasa. Pero en este caso Fonasa tendría tanta ventaja que todo el mundo se afiliaría a Fonasa.
Tendríamos entonces un sistema estatal de atención en salud lo más barato posible. Debería haber un cambio sustantivo en la constitución de Cenabast y todos sus trabajadores deberían ganar sus cargos en concurso de antecedentes público y transparente y por ningún motivo serían designados desde la Presidencia o el Ministerio de Salud. Lo mismo sucedería con Fonasa (cambio a estatal y no de gobierno) No sería el único cambio sustantivo. Este sistema de abastecimiento tendría que encontrarse inserto en un Centro de Estudio y Servicio de Salud de la Población Chilena. Este grupo debería hacerse cargo de la supervisión del uso de los medicamentos y dispositivos, de sus prescripciones y adecuación de ellas al diagnóstico, de sus dosis, de los efectos adversos, es decir de la fármaco-vigilancia, de la fármaco-genómica (como cada persona maneja en su organismo el medicamento), de la contaminación medicamentosas de las aguas dulces y saladas, etc.
En esta situación el Estado debería recuperar su capacidad de fabricar fármacos (incluso vacunas) y dispositivos lo que abarataría más sus precios. Nótese que Chile fabricó vacunas y medicamentos con el Laboratorio Chile, que ahora está en manos de una empresa transnacional. Creo que ahora hay un solo laboratorio fabricante de fármacos que es chileno en su totalidad.
En Chile es imperioso recuperar el Estado como la organización de todos los chilenos para la generación, mantención, evaluación y distribución equitativa del bien y la riqueza común. Tener empresas del estado autónomas encargadas de los bienes y servicios universales como la energía, el agua, la alimentación básica, educación en todos sus niveles, salud, vivienda y lo fundamental de las empresas estratégicas (aquellas de la cuales proviene la mayor producción y riqueza para todos los chilenos que son por lo demás, quienes las producen).
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